Dos puntos de autoridad

Cuando te mando una carta, o un mail, prefiero seguir tu nombre con una coma. Como se hace en inglés. Pero no porque me interese escribirte o pensar en inglés. Es porque la coma es mucho más amistosa. La coma es como si te codeara ligeramente, para llamar tu atención. Es un signo dicharachero, juguetón, que está al servicio de las palabras que la rodean. Con un mínimo de trazo, se encarga de establecer los sentidos. Y no se hace la importante. No pide, como el punto, que después se use una mayúscula. La coma se adapta a todo.
Los dos puntos, en cambio, son otra cosa. Es cierto que no piden mayúscula, eso lo voy a reconocer. Pero tienen otra manera de darse importancia. Los dos puntos son una especie de grito militar. Una indicación de que se viene una orden. Es necesario prestar atención a lo que sigue, porque está dirigido a la persona que se indica con los dos puntos. Es una marca en la piel que tarda en cicatrizar.
Y yo lo único que quiero es mandarte unas líneas, para establecer un poco de comunicación. No quiero crear esa distancia que crean los dos puntos. No es un mensaje de un superior a un inferior, es un mensaje de igual a igual. Y eso sólo se puede indicar con la coma.