Formación inicial

Suena el timbre. Se acaba la hora del ocio y llega el momento de entrar a clase. Pero antes es necesario saludar a la bandera.
Para realizar el saludo cada curso debe formar una o dos filas. Los alumnos de los distintos cursos se van alineando. Saben que mientras más tarden en formar la fila menos clase tendrán. Pero no se puede sostener la demora demasiado tiempo sin generar sospechas sobre los motivos. Entonces se genera con lentitud una hilera de alumnos. Se ubican en forma perpendicular a la pared más larga del patio de la escuela.
La conformación de cada fila va cambiando. Los niños se rebelan contra la regla de colocarse al final. Algunos piden permiso para colocarse delante de otros. De ellos, hay quienes reciben autorización para ubicarse detrás, lo cual provoca airadas protestas de quien ya está en ese lugar.
Las maestras, mientras tanto, piden silencio en vano.
Cuando la fila está aproximadamente armada, llega el momento de tomar distancia. Cada niño extiende su brazo derecho y apoya la mano en el hombro del que está adelante, de modo que el espacio entre todos sea la misma. El objetivo no es alcanzado debido a la diferente altura de los alumnos y a los distintos largos de los brazos. Hay, no obstante, un orden aproximado.
Formada la fila, los pedidos de silencio pasan a ser más enfáticos. Lentamente van siendo obedecidos, hasta que se consigue que todos los cursos hagan silencio en el mismo instante. Ese momento es aprovechado por la directora para dar comienzo a la ceremonia. Se procede a la interpretación de una canción patria dedicada al pabellón nacional. Los alumnos más aplicados, que fueron los primeros en integrar las filas y por lo tanto quedaron adelante, inician el canto. Segundos después, el resto de la escuela canta a la bandera en forma desordenada, desafinada y lenta. Todos saben que mientras más lenta sea la canción más tarde irán a clases. Nadie intenta acelerar el ritmo, las maestras tampoco.
Mientras dura la canción, alumnos aun más aplicados que los que iniciaron el canto izan orgullosamente la bandera. Consiguen que esté en la posición buscada mucho antes del final de la canción. Al terminar la música, se procede a saludar formalmente a la bandera.
Una vez finalizado el acto, y sin esperar que la bandera responda el saludo, los alumnos marchan hacia las aulas para comenzar un nuevo día de clases.