Mosquitos de frío

Algunos mosquitos se escapan del calor. Prefieren volar en los aires fríos, donde hay menos competencia. Más oferta y menos demanda. La sangre tiene siempre la misma temperatura. Y cuando hace frío, las personas están menos inclinadas a protegerse de los mosquitos.
Los mosquitos de frío, entonces, disfrutan de una abundancia que sus hermanos de calor no pueden imaginar. Esto implicaría que, al tener más comida y menos competencia, se deberían reproducir más y dejar más descendientes de frío. Pero no es así, porque además de tener poca competencia tienen pocas oportunidades de encontrar con quién engendrar nuevos mosquitos. Ocurre sólo ocasionalmente, manteniendo así su rareza.
El mosquito de frío es menos desesperado, más calculador. No necesita aprovechar cada oportunidad para alimentarse. Es, por lo tanto, más difícil de cazar. El humano que lo intente se sorprenderá por su destreza. Contribuyen a la dificultad la imprevisibilidad de ver un mosquito en climas fríos, sino también la falta de práctica de matar mosquitos en invierno.
Por el otro lado, la ausencia de competencia hace que sea fácil identificar a un mosquito en particular. El humano ensañado puede tener paciencia y esperar que se pose en algún lugar accesible, para asestar el golpe final, y acabar con una vida de placeres.