Otra vez lo mismo

Lo mismo llevaba la trama del texto, hasta que apareció este último. Este último (es decir, este último) la recogió y se puso a trasladarla. Estaba muy confiado en su capacidad hasta que se topó con uno de ellos, que tenía ansias por llevarla. Entonces este último se la dio. Uno de ellos, muy contento, se dispuso a hacer la misma tarea. Pero no se había dado cuenta de que la cuestión lo seguía muy de cerca. Desde otro sector, también lo seguía el susodicho. Ambos llegaron a las cercanías de uno de ellos al mismo tiempo, y el mismo no sabía qué hacer. El mismo estaba viendo la escena, y quería posicionarse para ser el relevo de quien tomara la posta. Así que el susodicho y la cuestión se disputaban la trama. No habían solucionado la disputa cuando apareció aquél, la agarró y salió corriendo. Tras aquél fueron los tres, y a cierta distancia iba el mismo, que no se quería involucrar tan directamente. Pero aquél tuvo mala suerte: se chocó contra esto, quien le arrebató la trama y se la lanzó a lo otro. Ante el lanzamiento, los perseguidores quedaron fuera de carrera, porque lo otro estaba bastante lejos y se alejó aún más con gran velocidad. Sí lo pudo alcanzar la fecha, que andaba cerca. Lo otro le hizo entrega de la preciada posesión, y la fecha se la pasó a lo importante, que era, a su juicio, el indicado. Pero el indicado no estuvo de acuerdo, y se presentó ante lo importante para reclamar la trama. Como no se pusieron de acuerdo, acudieron a lo justo, que se decidió por sí mismo. Sí mismo hacía tiempo lo venía reclamando ante cada oportunidad. Y como cada oportunidad tenía muy buenas relaciones con lo justo, la decisión fue rápida. Por ese motivo fue sí mismo el que llevó la trama y se la entregó en tiempo y forma al fin.