Ser diferente

No quiero ser diferente. ¿Por qué habría de quererlo? Porque no quiero ser igual que los otros. Si fuera igual que los otros sospecharía de mi capacidad de pensamiento independiente. Pero no me molesta ser igual que algunos. Está bueno que alguien piense lo mismo. Si no, me sentiría solo.
Lo que no hago es ponerme a ver qué piensan los demás para diferenciarme. Eso sale sin necesidad de hacer un esfuerzo. No sé qué hacen los demás, ni qué piensan, ni cómo hacen para pensarlo. Me limito a hacer lo que haría yo. Y, aparentemente, con eso alcanza para ser bastante diferente de los demás.
Pero no es algo buscado en forma explícita. Para nada. Me gustaría ser parte de una enorme mayoría que piensa como yo. De hecho, soy parte de muchas mayorías, de muchos consensos. De algunos soy parte sin saberlo. Otros logré hacerlos conscientes.
Seguramente no soy como vos. No es porque no quiera ser como vos. Es porque vos no sos como yo. No tiene nada de malo que no sea como vos, ni que vos no seas como yo. Es bueno. Nos hace más ricos. Ahora, depende de vos cómo seas vos. Me gustaría que fueras como yo y, por ser como yo, no fueras como yo.
Así me daría cuenta de que sos de los míos.