Tareas específicas

Mientras el lavarropas lavaba ropa, un alcanzapelotas alcanzaba pelotas. A su vez, un guardavidas guardaba una vida al mismo tiempo que un cuidacoches cuidaba coches. En ese mismo momento, pero en otra parte, había un saltamontes que saltaba montes mientras un correcaminos corría caminos.
Al rato, el cuidacoches se asustó cuando un levantavidrios levantó los vidrios de uno de los coches que cuidaba. El cuidacoches, del susto, corrió caminos para huir. En uno de ellos se encontró con el correcaminos, que al verlo se asustó y se escondió para guardar su vida.
En ese momento el guardavidas terminó su turno, fue hacia su coche y comprobó que no había nadie que lo estuviera cuidando. Vio también que los vidrios habían sido levantados. Cuando quiso entrar al coche, hacía demasiado calor. Por eso el guardavidas se enojó mucho con el cuidacoches, y tal fue el enojo que se fue dando saltos hasta un monte cercano. En el camino le alcanzó una pelota al alcanzapelotas, a quien se le había escapado el balón que debía devolver.
Ajena a todo esto, mientras miraba su lavarropas, la Virgen Desatanudos desataba nudos.