Una payasa con conciencia social

¡Hola chicos! Soy la payasa Romilda. Sí, hay payasas mujeres. Ustedes por ahí creían que sólo los hombres podían ser payasos. Bueno, no. Las mujeres también podemos. Es una de las facetas de la liberación femenina. No hay nada que haga que los hombres sean más capaces como payasos, y una payasa puede ser mucho más divertida.
Les cuento que yo me hice payasa porque soy muy pobre. Soy tan pobre que no tengo ropa del mismo color. Tengo que juntar retazos de lo que pueda para poder vestirme. Por eso tengo puesta esa combinación tan extraña. Era más fácil hacerme payasa que conseguir dos medias iguales.
Claro que para hacerme payasa tenía que conseguir una nariz roja, y soy tan pobre que no puedo comprarme una de plástico. Por eso me pinté la nariz de rojo. ¿Ven? Así es mucho mejor, porque es mi nariz natural y es igual de divertida que las otras sin necesidad de tener que ponerme cosas artificiales, ¿no es cierto?
Por eso les pido que se rían de lo que hago, pero no de mi apariencia. Un buen payaso hace reír a los chicos por su mérito artístico y no por cómo está vestido. Como ya les expliqué que mi vestimenta es así porque soy pobre, quiero que se acuerden de eso cuando estén tentados de reírse de mí.
Vamos a divertirnos mucho hoy. Pero no vamos a abusar de eso. Tenemos que recordar que estamos en un mundo injusto, en el que mucha gente se muere de hambre mientras nosotros nos divertimos. Dentro de un rato vamos a hacer una pausa para pensar en cómo podemos ayudar a esa gente.
También vamos a jugar a algunos juegos. Pero no habrá premios para los que ganen, porque eso despierta el egoísmo de cada uno, y lo importante es que todos juntos nos divirtamos, no los premios. ¿Verdad?
Bueno, la idea era empezar a hacer figuras de animales con globos. Pero no podemos porque no tengo globos. Soy muy pobre para poder comprarlos y, después de todo, si tuviéramos sería injusto jugar con ellos mientras hay otros que no tienen esa posibilidad. Así que en lugar de inflar globos vamos a dibujar animales, que es igual de divertido. Vamos a usar sólo tizas blancas para evitar humillar a quienes no pueden comprar tizas de color.
¡Vamos, chicos! ¡Todos al pizarrón!