Escalera que no anda

La gente sube por dos escaleras, una mecánica y una pedestre, que están una al lado de la otra. Como la mecánica no funciona, todos tienen que caminar para poder subir. La escalera sola no lleva a nadie a ninguna parte.
Los que van por la escalera mecánica caminan más despacio que los de la pedestre. A pesar de que los escalones están a prácticamente la misma distancia, el hecho de estar en una escalera mecánica hace que la gente tenga el impulso de frenar.
Algunos sienten que son llevados, pero en pocos instantes se dan cuenta de que tienen que moverse. Si no, los de atrás los empujarán, y esa no es la manera en la que les gustaría que los llevaran. Entonces caminan, pero como los otros, caminan despacio.
Van despacio porque conservan la esperanza de que la escalera, en algún momento, empiece a moverse. En cualquier momento puede volver a funcionar, y se producirá un alivio como cuando vuelve la luz, o se apaga una alarma que hace mucho que está sonando.
Pero algunos no caminan despacio por eso. Tienen miedo. Miedo de que el piso se les mueva y, de repente, la firmeza que sienten se haga añicos. Lo que cuando la escalera anda es bienvenido, cuando no funciona es un peligro. Por eso, aunque no sea necesario, se agarran igual de la cinta que funciona como baranda. De esa manera, si la escalera se empieza a mover, evitarán caerse e iniciar un efecto dominó que arrastre a todos los ocupantes de la escalera.