La pequeña diferencia

Bienvenido al sabor levemente distinto. Ya son cuatro los sabores casi iguales entre los que podés elegir cuál es para vos. Es un mundo de elecciones, de libertad, y vos podés elegir entre todos estos sabores similares. Porque no somos todos iguales. Todos somos levemente distintos.
Uno de estos sabores escasamente diferenciables forma parte de tu identidad. Averiguá ya cuál es, y pasá a disfrutarlo. Y a disfrutarte. Saboreate a vos mismo. Sentí tu textura, tu efervescencia, tu personalidad, la que te diferencia de los demás. Fijate cuál sos vos y cuál no sos. Tenelo claro, para andar por la vida con más firmeza, con más placer, porque te conocés.
Este nuevo sabor es posible que sea el tuyo. Hasta ahora debías conformarte con alguno de los otros tres, el que más se aproximaba. Y como eran muy similares, estabas conforme, aunque sabías que la vida podía ser mejor. Ahora la vida es mejor gracias a que te encontraste. Ya no sos aquello con lo que identificabas antes, ahora sos lo que te identifica ahora. Sos tu sabor. Dejá que tu sabor se acerque a vos.
Y compartilo con los demás. Así los otros también pueden encontrarse a sí mismos. Verás que algunos son también vos. Y compartirás un momento de entendimiento, de hermandad, de iniciar un camino juntos. Un camino que conduce a la felicidad.