Manifiesto

Lo que quiero decir es esto. No esto otro, sino esto. Por eso digo esto y no otra cosa. Quiero ser claro. Cuando quiera decir otra cosa, diré otra cosa. Pero ahora lo único que me interesa es decir esto, por eso no necesito dar vueltas para decir esto de una vez por todas.
Ojo, no se confundan. A veces digo “esto”, pero en esas ocasiones no quiero decir esto, sino “esto”. Hay gente que no sabe diferenciar. Les da igual esto y otra cosa, o esto otro y aquello. O peor, les da igual lo de más allá y lo de más acá. Sin embargo, seguramente se ofenderían si en lugar de llamarlos por su nombre les dijera Fulano o Mengano.
Pero no me interesa todo ese asunto. Lo único que quiero es decir una sola cosa, algo concreto, sin controversias, fácil de decir. Y quiero otra cosa: que me entiendan. El problema es que yo me puedo expresar bien, pero no depende de mí que todos me entiendan. Muchos van a entender lo que quieren hacerme decir, y después van a operar como si yo hubiera dicho eso que ellos querían que yo dijera, en lugar de esto, que es lo único que quiero decir.
Entonces tengo que aclarar muy bien qué es lo que digo y qué es lo que no digo, y también qué es lo que quiero decir y lo que no quiero decir. Esta última disyuntiva se arregla simplemente: digo lo que quiero decir. Así es más fácil. Siempre va a haber gente que se confunda y trate de descifrar cuando no hay nada para descifrar. Pero es menos que la gente que lee algo y piensa que quiere decir exactamente eso. Es lógico, forma parte del sentido común. Todo sería más fácil si todos lo hiciéramos, pero no pasa, y mucha gente dice algo para que los que no interpretan piensen que quiere decir sólo algo, pero en realidad está diciendo mucho más.
No es mi caso. Yo lo único que quiero decir es esto.
Esto y nada más.