Pox y Pol

Poxipol A necesita a Poxipol B, y Poxipol B a Poxipol A. Ambos existen para complementarse. Lo que uno no tiene, lo posee el otro. Y aunque durante un tiempo sus existencias se mantengan paralelas, es sólo mientras esperan el momento de la unión definitiva. Cuando se encuentran, se vuelven inseparables. Y ya no son Poxipol A y Poxipol B. Son, simplemente, Poxipol.
Cada uno es tan Poxipol como el otro, aunque se necesitan para poder tener las propiedades que, juntos, los hacen Poxipol. Hasta tal punto esto es así que algunos dudan de que Poxipol A y Poxipol B sean Poxipol antes de unirse.
Cuando esto ocurre, su química es instantánea. En pocos minutos logran formar una fuerza que los trasciende. Se quedan juntos para siempre, y se confunden entre sí en una sola sustancia. La fuerza de su unión es tan poderosa que los objetos que tienen cerca quedan pegados a ellos, también para siempre. Es como si el Destino los hubiera preparado para ese momento.
Poxipol A y Poxipol B sólo producen ese efecto al encontrarse. Poxipol A por sí solo no hace nada, y Poxipol B tampoco. Cualquiera de ellos mezclado con Poxiran, Poximix o La Gotita no producen ningún efecto. Hay una sola compañía que buscan: la de su par, el que viene en la misma caja, en igual proporción, en pomos similares.
Ambos se buscan. Es necesario mantenerlos separados hasta que se produzca el momento de la unión. Si se produce una filtración en los pomos, ambos pueden quedar inutilizables, unidos eternamente sin salir de la caja original.
Si todo sale bien, se encontrarán en el momento indicado: pocos instantes después de que ambos vean la luz. Habitualmente es Poxipol A quien sale primero, y espera tendido sobre un papel el momento culminante de su existencia. El vals circular que lo unirá con Poxipol B, en el que ambos irán tomando el color del otro, hasta fundirse en uno. Es el fin de ambos como componentes. Ya forman un todo definitivo, que en diez minutos se endurecerá, conservando para siempre la forma que tomaron al unirse.