E pluribus unum

En nuestra empresa solemos hacer las comunicaciones por escrito en plural. Aunque seamos una sola persona, referirnos a nosotros mismos de esa forma da la idea de que hay una organización que respalda al cliente.
Nos referimos en singular al cliente, a pesar de que son muchos. Ocurre que decir “los clientes” sería demasiado general y también iría en contra de la atención personalizada que nos enorgullece. A veces el cliente está conforme con nuestro servicio, y otras veces el cliente se queja. Es porque no podemos satisfacer a todas las personas, y a veces existen los problemas.
Pero cuando el cliente queda satisfecho, a veces nos entrega obsequios, y como piensa que somos varios no envía uno solo. Suele ser una satisfacción, porque el cliente tiende a ser grandes empresas con la posibilidad de hacer buenos regalos.
La desventaja es cuando viene el ente recaudador a inspeccionar la empresa porque piensa que hay empleados en negro. Nosotros insistimos en que no es así y que estamos solos, pero en general toma tiempo para que el ente nos crea. (Decimos “el ente recaudador” para simplificar, en realidad hay varios entes recaudadores, cada uno de los cuales tiene sus propias reglas y sospechas individuales.)
Alguna vez, en épocas de mucho trabajo (en realidad fue una sola época), hemos pensado en tomar una persona para que nos ayudara en las tareas. En ese momento empezamos a dudar de cómo nos tendríamos que referir a ambas personas si fuéramos dos. Usar el plural tendría más sentido, pero no nos convencía, ni nos gustaba perder el juego de palabras que venía satisfaciéndonos desde la fundación de la empresa.
Al final nos decidimos por la medida adulta de dejar de lado el juego y contratar un empleado, o unos empleados. Pero justo en ese momento el país entró en recesión, el trabajo (en realidad, los trabajos) se redujo y apenas nos alcanzaba para mantenernos a nosotros mismos.
Es por eso que, hasta el día de hoy, seguimos siendo uno solo.