Ser diferente

No quiero ser diferente. ¿Por qué habría de quererlo? Porque no quiero ser igual que los otros. Si fuera igual que los otros sospecharía de mi capacidad de pensamiento independiente. Pero no me molesta ser igual que algunos. Está bueno que alguien piense lo mismo. Si no, me sentiría solo.
Lo que no hago es ponerme a ver qué piensan los demás para diferenciarme. Eso sale sin necesidad de hacer un esfuerzo. No sé qué hacen los demás, ni qué piensan, ni cómo hacen para pensarlo. Me limito a hacer lo que haría yo. Y, aparentemente, con eso alcanza para ser bastante diferente de los demás.
Pero no es algo buscado en forma explícita. Para nada. Me gustaría ser parte de una enorme mayoría que piensa como yo. De hecho, soy parte de muchas mayorías, de muchos consensos. De algunos soy parte sin saberlo. Otros logré hacerlos conscientes.
Seguramente no soy como vos. No es porque no quiera ser como vos. Es porque vos no sos como yo. No tiene nada de malo que no sea como vos, ni que vos no seas como yo. Es bueno. Nos hace más ricos. Ahora, depende de vos cómo seas vos. Me gustaría que fueras como yo y, por ser como yo, no fueras como yo.
Así me daría cuenta de que sos de los míos.

Estandarizados

Hola. Soy una persona estándar. Hago lo que tengo que hacer. Lo que los demás esperan de mí. Los otros también son estándar, como yo. Siempre abogué por la igualdad entre las personas, y ahora lo hemos conseguido. Ya no nos diferenciamos, y al ser todos iguales no tenemos problemas entre nosotros. Cada uno ocupa su rol en la sociedad, que es el mismo en todos los casos, porque no hay diferencias. Estamos estandarizados.
El camino fue difícil. Hubo que resistir los embates de muchas personas que se oponían a la estandarización. Con paciencia, les hicimos ver que era lo mejor para todos. Nadie quería estar en contra de la idea de que todos fuéramos uno. Y, con el tiempo, lo logramos. Todos somos uno, y sabemos lo que piensan los demás de nosotros, porque todos pensamos lo mismo.
Ahora la vida es más fácil. Tenemos todo pensado, no hay sorpresas, no hay nada que lamentar ni que festejar. Los problemas de uno son los problemas de todos, y los solucionamos entre todos. La vida en comunidad de pares es lo más alto a lo que podíamos aspirar. Todos hemos llegado a comprendernos, a empatizar, a vernos como lo que somos: personas iguales, estándares, que sólo queremos vivir mejor.