Sé yo

Vení, y te cuento cómo ser yo. Si te acercás, si escuchás bien lo que te digo, si seguís todos mis consejos, podrás aspirar a ser como yo soy, que es como se debe ser. No es tan difícil. No entiendo por qué más gente no es como yo, pero vos tenés el privilegio de esta oferta. Tenés la posibilidad de que te cuente el secreto.
No tengas miedo. No es que tengas que dejar de ser vos. Sólo tenés que ser vos pero como yo. Nadie te va a confundir conmigo, y ciertamente nadie me va a confundir con vos. Está claro quiénes somos. Y también está claro quién es mejor. Por eso tenés que ser más como yo. Porque ahora te estás privando de todos los placeres que tiene mi personalidad.
Es un placer ser yo. Quisiera que más gente pudiera acceder a él (a mí). Y sé que todos pueden. No es tan extraordinario lo que hago. El asunto es cómo pienso, cómo encaro las cosas. Cualquiera puede. Sólo tienen que asimilarme. Ver qué es lo que hay detrás de mis acciones. Estudiarme. Poder predecir mis movimientos es el primer paso. Luego viene la imitación, y más tarde llega la espontaneidad. Ser como yo naturalmente, sin siquiera intentarlo.
Vamos, anímense. ¿Quién quiere ser como yo? ¿Quién está dispuesto a comenzar esta maravillosa aventura? ¿Nadie? Bueno, ustedes se lo pierden.

En el cielo

El dibujo del paciente Julian Lennon desnuda implacablemente algunas características imperecederas de su personalidad.
Debe tenerse en cuenta que la temática del dibujo era libre. El resultado no fue impuesto por ninguna consigna restrictiva por parte del profesional. La escena que el paciente eligió hacer retrata, según él mismo, a una de sus compañeras, Lucy.
La figura que representa a Lucy presenta una variedad importante de colores, muchos más que los que suelen tener los seres humanos, incluso los de esa edad. Esto muestra una imaginación aplicada forzosamente sobre los demás. Julian no sólo ve a sus compañeros con colores que no tienen, sino que espera esos colores de ellos.
Del mismo modo, el cielo no está dibujado de color celeste. Es más bien de un tono amarillento, extraterrestre. Sumado a la excesiva luminosidad de la figura humana, exhibe una clara indicación de un problema perceptivo. El paciente no ve la realidad, sino lo que quiere ver.
Unos rayos misteriosos, de color rojo, acechan a la figura humana. Constituyen un peligro, el abismo que sólo Julian ve, y al que expone no a sí mismo sino a su compañera, la inocente Lucy. Ella, en tanto, no tiene los pies sobre la tierra. De hecho, no se ve suelo alguno. No ubicar los pies sobre la tierra es una clara muestra de que el autor del dibujo es un desquiciado.
Otro detalle importante es la presencia de diamantes en el cielo. De más está decir que el cielo verdadero no tiene diamantes, sino estrellas. Y sólo cuando es de noche. De día hay nubes, o no las hay. Julian presenta a Lucy en un cielo con diamantes, porque su visión de los demás es que tienen una codicia enorme. Probablemente tema que las personas de otras familias vayan tras la fortuna de la suya. Conviene que los padres dediquen tiempo a explicarle que eso no sucederá.
Se recomienda que Julian inicie inmediatamente sesiones de terapia, antes de que empiece la escuela primaria y ponga en peligro a los otros niños. De no ocurrir así, su psique corre peligro de llevar a cabo las insinuaciones que hoy se plasman en el dibujo. Y más allá de la fortuna familiar, es posible que el paciente nunca pueda estar en condiciones de acceder a un trabajo.