Una sola mano

Matar un mosquito es terminar con una vida. Es un ser que no existe más, aunque haya muchos otros prácticamente iguales. Matarlo es una medida drástica, sólo justificada porque es en defensa propia: los mosquitos pretenden disponer de nuestra sangre.
Pero hay que obrar con respeto. Tener en cuenta que los mosquitos son algo así como pares. Debemos rendir algún tipo de homenaje a su vida, que por más molesta que sea para nosotros, es una vida.
Los mosquitos habitualmente son ejecutados de un golpe seco. Un aplauso, o un contacto violento entre la palma de la mano y alguna superficie dura, como una pared o un cráneo. Debe aplicarse fuerza para lograr el objetivo de matar, y también que la muerte sea rápida: no queremos hacer sufrir al mosquito, ni a nadie.
En ocasiones, los mosquitos presentan dificultades. Vuelan cerca cuando una de las manos está ocupada, y es posible que el tiempo se termine antes de soltar con seguridad lo que la mano sostiene. Queda un solo recurso: acercar la mano libre al mosquito y cerrar el puño a su alrededor.
Este método es particularmente cruel e ineficaz. Es como aplaudir con una mano sola. No genera ninguna garantía de que haya suficiente fuerza para producir la muerte del mosquito. Quedará agonizando, sin capacidad de volar, pero moviéndose. Es menester, si se usa este método, dar el golpe de gracia lo antes posible.
Pero hay otra posibilidad: que el mosquito quede en un resquicio de la mano, en algún pliegue de la piel. En ese caso, huirá por el aire cuando el puño se abra, y contemplará a su fallido asesino como alguien poderoso e indigno, que ni siquiera estuvo dispuesto a dejar lo que estaba haciendo y usar las dos manos para producir la muerte de un semejante.

Curso de espectador

Hasta ahora, las escuelas de teatro ignoraban al segmento más grande del mercado: la gente que quiere ir al teatro, pero no dedicarse a las tablas. Los espectadores no tenían más remedio que ir sin conocer los códigos del teatro, ni las razones por las que esos códigos fueron establecidos. Los únicos espectadores que cumplían con todos los protocolos eran los que además se dedicaban a alguna tarea relacionada con el teatro.
Pero ya no será más así, gracias al nuevo curso de espectador que arranca este lunes.
Los alumnos aprenderán:

  • Las mejores técnicas para elegir butaca.
  • Interpretación de los horarios anunciados según el teatro.
  • Cuándo es correcto toser.
  • El significado del oscurecimiento inicial.
  • Cuándo está permitido hablar y cuándo no.
  • De qué manera hacer comentarios a la persona de al lado durante las representaciones.
  • Qué hacer cuando uno de los actores es un conocido al que se quiere saludar.
  • Por qué en las obras infantiles los actores usan voces extrañas.
  • Cuándo es correcto aplaudir y cuándo no.
  • Qué significa ser un “gran público”, y qué responsabilidades acarrea.
  • Protocolos para casos de confusión en las entradas.
  • Etiqueta del tomatazo.
  • Técnicas para no olvidarse de apagar el teléfono.

Luego de los dos meses del curso, el egresado podrá rendir un examen y convertirse en espectador diplomado. Con los estudios completos, se hará acreedor a descuentos y funciones exclusivas para públicos recibidos en los mejores teatros de la ciudad.

Cucharada de Nutella

Una buena cucharada de Nutella no es fácil de manejar. Hay que tener oficio para mantener toda la sustancia dentro de la zona de influencia, sin que ninguna partícula se caiga. Es necesario prestarle mucha atención. Vigilar que no aparezcan puntas desde las que el Nutella empieza a caer. Es parecido a la vigilancia de un helado para lamer las partes que se van derritiendo y mantener así la estabilidad.
Pero en la cucharada de Nutella es más delicado. El Nutella sale de la cuchara ya derretido, a menos que uno haya tomado la precaución de mantenerlo en la heladera (pero en ese caso es difícil de sacar). No tiene la consistencia de líquido sólido del dulce de leche. Es más bien un sólido líquido.
Una opción es comer toda la cucharada inmediatamente. Pero el Nutella hay que saborearlo. Hay que mirarlo un poco, dejarse tentar, disfrutar el antes. Por eso es importante no arruinar el antes con una porción de Nutella en el piso. Es un desperdicio, y un Nutella que nunca comeremos.
La técnica más apropiada para mantener el Nutella en la cuchara es girarla. No muy rápido, no muy despacio, con la velocidad justa como para mantener el Nutella en órbita alrededor de la cuchara. Este giro no tiene por qué ser continuo. Sólo hay que mantenerlo vigilado, y dar vueltas con la cuchara a medida que es necesario. Después de algunas, la masa de Nutella quedará algo enrollada, pero eso no afecta al sabor. Sólo a la experiencia, que será mejor, y cada vez más fácil a medida que vayamos reduciendo la porción de Nutella que queda en la cuchara.

Cursos de ascensor

Aprenda a sacarle el máximo provecho a su ascensor. Conviértase en el mayor experto en ascensores de su edificio. Aproveche nuestra variedad de cursos de ascensor:
Rudimentos del ascensor
Qué es un ascensor. Cómo funciona. Diferencia entre un ascensor y un montacargas. Cómo se usa. Cómo saber si está en uso. Qué botón debe presionar para llegar al noveno piso si se encuentra en la planta baja. Qué botón debe presionar para volver a la planta baja. Cómo se operan las puertas. Cómo se usa la botonera única para ascensores múltiples. Cómo determinar el peso máximo permitido por un ascensor.
Ascensor avanzado
La alarma: cómo se usa y adónde está conectada. Cómo detener el ascensor en cualquier momento. Cómo trabar las puertas. Cómo andar con las puertas abiertas. Aprovechamiento de la botonera completa. Cómo escapar durante una emergencia. Ética y deontología del ascensor.
Mi primer ascensor – curso para niños
Cómo llamar al ascensor. Concepto de llamado. Cómo presionar un botón. Cómo llegar a los botones más altos. Precauciones de seguridad para las puertas tijera. Diferencia entre ascensor y escalera: teoría y práctica.
Sáquele el jugo a su ascensor
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Fútbol rudimentario

Usted, joven alumno, quiere jugar al fútbol en el recreo. Pero no hay cancha, ni pelota. No se preocupe, es posible jugar igual siguiendo estos simples consejos.

1. La pelota

Se necesita algún elemento más o menos redondo, de un tamaño proporcioal al de los pies de los jugadores. Una pelota de tenis, de estar disponible, podría funcionar. Pero hay otras opciones. Se puede construir un balón flexible y versátil usando un par de medias (o más de un par si fueran demasiado finas). Simplemente hay que enrollarlas y envolverlas usando una de ellas, de modo que queden hechas un bollo. No será una pelota muy redonda, pero rodará, y eso es lo importante. Es menester tener cuidado, porque un mal movimiento puede hacer que la pelota se vaya al techo y el voluntario perderá sus medias.

También se pueden usar envases Tetra Brik, preferentemente de Cepita. La técnica correcta para convertirlos en balón es la siguiente:

a) Consumir el producto en su totalidad.
b) Utilizar el sorbete provisto para inflar el envase.
c) Explotarlo de un certero pisotón. Nota: la explosión es ruidosa, es preferible hacerla lejos de cualquier autoridad.
d) Rellenar el envase, que habrá sido abierto por la explosión. Se puede usar papeles, restos de comida, o incluso otros envases formando una simbiosis de Tetra.
e) Si se cuenta con cinta Scotch, conviene cerrar el balón para darle mayor movilidad.

Se puede también armar una pelota con hojas de papel envueltas en mucha cinta autoadhesiva. Bien construida, puede resultar una pelota relativamente duradera, pero hay que poseer el talento manual necesario.

Las botellas de agua o gaseosa no son muy prácticas, aunque con mucho esmero se pueden usar. Pero una lata, correctamente aplastada, puede funcionar muy bien. No rodará, sino que se desplazará como una bocha de hockey sobre hielo. Según la superficie, podrá ser usada satisfactoriamente.

Lista parcial de elementos con los que no conviene fabricar pelotas: frutas (duran poco sin estropearse), frascos de pegamento, teléfonos celulares, yo-yós, jabón, piedras, bolas de mouse, “el tomate loco”, picaportes, monedas, sacapuntas, trozos de hielo.

2. El campo de juego

Pocas escuelas proveen campos de juego apropiados, de modo que será necesario improvisar uno. El patio donde se desarrolla el recreo será la ubicación. Preferentemente deberá designarse una porción rectangular. Si no es posible, por lo menos habrá que dejar claros los límites.

No es necesario jugar sobre césped. El cemento o las baldosas pueden funcionar muy bien. La superficie a utilizar puede ser determinante para el buen funcionamiento del tipo de balón construido. Lo importante es que haya la menor cantidad posible de intrusos que deban ser esquivados. Las niñas que juegan al elástico son especialmente traicioneras, porque pueden hacer caer a un jugador en plena carrera hacia el gol. Además, tienden a ser poco solidarias con otros deportes, y suelen no correrse. Dada la naturaleza elástica del elástico, la distancia entre niñas puede variar, lo cual es particularmente irritante para el que tenía calculado el obstáculo. Conviene que el campo de juego no coincida con esa actividad. Las que saltan a la soga no son tanto problema, son más razonables y se corren cuando le es solicitado.

Conviene también elegir una superficie sin desniveles, y con la menor cantidad posible de pozos.

Si está lloviendo, los patios exteriores suelen ser cerrados, y los interiores reciben más gente de la normal. Esto puede ser problemático. Si se llegan a armar dos partidos en canchas superpuestas, es bueno conocer los límites de ambas, y hay que tener cuidado de no patear la pelota ajena. En caso de no ser posible mantener la compatibilidad de ambos partidos, los niños más grandes impondrán el suyo a la fuerza.

3. Los arcos

Cuando no hay arcos previstos, es necesario designarlos y/o construirlos. Lo mejor suele ser buscar alguna característica natural del campo de juego. Por ejemplo, en los patios exteriores se puede elegir dos árboles que estén a una distancia apropiada y declararlos palos. En general la configuración de los conjuntos de árboles determinará la forma y la ubicación del campo de juego todo. Si no hay árboles, o no hay pares apropiados, deberá buscarse otra manera de designar a los palos.

Como la designación conceptual puede traer problemas, es necesario marcar los palos de alguna manera objetiva. Los buzos o mochilas son muy útiles para delimitar los arcos. También se pueden usar botellas, pero se debe tener en cuenta que se desplazan con más facilidad, por eso es conveniente utilizar un elemento con cierto peso.

El travesaño es algo más difícil. Como no se puede armar una estructura en el escaso tiempo que dura el recreo, lo que se suele hacer es determinar una altura más o menos arbitraria: el límite es más o menos la capacidad de salto del arquero. Si la pelota va más alto, se juzga que la pelota se fue desviada. Son pocos, de todos modos, los casos de pelotas altas dudosas, sobre todo con los balones que se pueden improvisar según el primer capítulo.

En los patios interiores se aplican varios de los mismos principios, pero debe tenerse en cuenta que los huecos de escaleras muchas veces proveen un arco natural muy apropiado, según el tamaño de los jugadores.

4. El juego

Las reglas oficiales de la FIFA no se aplicarán en el fútbol escolar. Más bien se consensuarán las reglas absolutamente necesarias: duración del encuentro, elección de los jugadores, rotación de puestos, medidas en caso de intervención de autoridad externa, método para reintroducir una pelota que salió del campo de juego, si es recuperada.

Puede ocurrir que sólo sea posible construir un arco, debido a las condiciones o tamaño del campo de juego. En ese caso será necesario apelar a juegos alternativos, como el Mete Gol Entra. Este último consiste en designar un arquero y jugar a que quien convierte un tanto lo reemplazará en su puesto. Se puede jugar individualmente o por equipos. El Veinticinco es una variante de este juego, que básicamente declara perdedor a quien esté en el arco luego de veinticinco tantos. También se impide que un jugador toque la pelota dos veces seguidas, salvo que sea en el aire sin que toque el suelo.

Al no haber árbitro, las faltas se designarán por consenso. Es decir, según quién imponga su interpretación de una jugada discutida. Habitualmente los niños son razonables en cuanto a las faltas más notorias, pero el tema puede ser escabroso si un equipo discute nimiedades. En la práctica, se condenarán sólo las faltas necesarias, porque no es cuestión de interrumpir el juego por culpa de los llorones.

La cantidad de jugadores será la disponible. En caso de haber un número impar de jugadores, el sobrante será asignado al equipo de menos talento. Si el consenso es que el sobrante tiene escasas condiciones, irá al de más talento. De todos modos, en el curso de la niñez los alumnos aprenderán que es mejor tener equipos parejos y no acumular a todos los talentosos en uno. Para eso utilizarán el método de alternarse los capitanes en la elección de jugadores, y dejar que los equipos se formen naturalmente con lo mejor disponible en cada momento.

Siguiendo estos consejos, joven alumno, podrá complementar la educación que recibe con las bondades que ofrece el deporte. Pero no se deje llevar por el fútbol al punto de olvidar prestar atención en las clases. Si lo hace, corre el riesgo de repetir el grado y ser discriminado por sus actuales compañeros cuando estén en el siguiente. Los compañeros nuevos, por su parte, no querrán jugar con usted porque serán más chicos, y a su edad la diferencia de un año se nota. Entonces, encima de repetir el grado, se quedará sin fútbol.