Vida simple

La (utilizo este artículo porque quiero diferenciar la experiencia de “la vida” del concepto de “vida” lo más posible, de modo de no causar confusión) vida (me refiero no al concepto de la vida que tiene la ciencia –aquel que se aplica al buscar, por ejemplo, vida extraterrestre– sino, más exactamente, a la idea del período (ya sea corto o largo, no importa, estamos hablando de tiempo) que un ser (podría decir un ente, pero prefiero decir ser para no meter al lector en una inconducente dificultad de vocabulario, así que me refiero a lo que suele entenderse por ser: un hombre, o una mujer, pero no es que me esté limitando a eso, podría ser cualquier animal o una planta; incluso sería más válido aún si lo aplicáramos a cualquier ser que no sea un hombre) está vivo (quiero decir el tiempo que transcurre entre el momento del nacimiento (o de la concepción, no quiero entrar en polémicas respecto de cuándo empieza exactamente la vida; el lector puede reemplazar lo que acabo de decir por lo que piense al respecto, no es esencial para la idea que quiero transmitir) y de la muerte, suponiendo que todos los seres vivos muriesen), aunque en realidad estoy hablando de un concepto mucho más general, más cercano a lo que vendría a ser “la experiencia de la vida” o los acontecimientos que a mucha gente le ocurren en el transcurso de su propia vida) es (cuando digo “es” no debe interpretarse que quiero dotar a mi afirmación de veracidad científica, más bien estoy haciendo una observación subjetiva que podría ser invalidada en cualquier momento) simple (eso).