Viene la pelota

Me movía para poder recuperar la pelota para mi equipo. Elegía a un contrario y trataba de disminuir las posibilidades de que le pasaran la pelota, y en caso de que intentaran hacerlo mi idea era interponerme en el trayecto del balón para así poder hacerme de él.
No sé si dio resultado, porque pasaron la pelota para otro sector, pero un compañero logró cortar el pase y arrancó el contraataque. Yo, entonces, me moví para buscar un hueco en el que pudiera serle útil al equipo. Podía arrastrar alguna marca para que entrara alguien con claridad, o podía mostrarme desmarcado para recibir la pelota y avanzar en el terreno contrario. Elegí esta última opción.
Levanté los brazos para que mi compañero me viera, y me vio. Como estaba desmarcado, me pasó la pelota. Al recibirla la paré, y en ese momento entré en pánico. Venían a marcarme dos contrarios. Debía pensar con rapidez y claridad para no perder la pelota. En lo posible debía dársela a un compañero que estuviera ubicado más adelante. Pero no tenía tiempo para mirar dónde estaban mis compañeros. Como era un partido informal, no me ayudaba el color de las camisetas porque eran todas distintas.
Mientras trataba de ver qué podía hacer con la pelota (otra opción era salir gambeteando) los contrarios se seguían acercando a mi posición. Uno de ellos estaba a punto de llegar a mi vecindad. Era imperativo que tomara una decisión. Entonces decidí devolvérsela al que me la había dado, quien no esperaba el pase tan pronto y tiró un pelotazo que se fue al lateral.
En la jugada siguiente me volví a mover para que me pasaran la pelota, pero eligieron se la dieron a otro.