Canillas públicas

Las canillas de los baños públicos siempre son un misterio. Una aventura que nos espera a cada paso. Están pensadas para hacernos ejercitar el cerebro, además de las manos. Al llegar al sector de lavado, se nos presenta un misterio: ¿cómo hacer salir el agua? Hay muchas opciones y pocas pistas.
Tal vez haya que estar cerca. O mover la mano. Debe haber algún sensor. Lo que parece un grifo no se mueve. Será necesario reconstruir la lógica del diseñador de interfaces sanitarias. Meterse en la mente de las demás personas. O ver si aparecen otros que sepan cómo hacer. En caso de ser varios, será de gran utilidad el trabajo en equipo. Probar distintas alternativas para dar con la adecuada, que todos disfrutarán.
El agua está ahí, tarde o temprano saldrá de la canilla. Sólo hay que saber cómo. El sistema fue pensado por alguien con la idea de hacerlo más fácil e higiénico. Se puede confiar, por más que no se hayan dado cuenta de dejar instrucciones. Es intuitivo, sólo que para la intuición de los demás. De todos modos, siempre viene bien un desafío. Ayuda sentirse bien. Es mucho mejor salir del baño luego de superar una dificultad, que hacer uso de las instalaciones sin reparar en su mecánica.
Sólo mentes sagaces tendrán manos limpias.