El beso del Tic Tac

Una caja de Tic Tac de naranja y otra de cherry-mint, ambas a medio llenar. Juntas ocupan el doble de lugar que una sola, sin embargo la mitad de ese lugar queda vacío. Pero no se quieren separar. En ese momento surge la unión.
Las cajas abren sus tapas y se acercan sigilosamente. Es una maniobra delicada. Ambas se arriesgan a perder lo poco que tienen. Pero lo logran. Las dos aberturas se juntan en un instante mágico.
Las dos cajas se quedan paralizadas por un momento. Cada una tiene acceso a las profundidades de la otra. Pueden oler sus distintos sabores. Pueden tocarse con sus tapas. Pronto empiezan a sacudirse juntas.
El sacudón provoca el intercambio de material. Naranja y cherry-mint se juntan, se mezclan, se integran. Lo que antes eran dos sabores separados ahora son uno solo, mixto y capaz de proporcionar sorpresas. Así como una célula se divide en dos para reproducirse, los Tic Tac pasan a ser, de dos, uno.
Sin embargo, cuando se completa el proceso uno de los dos envases queda vacío. El otro está lleno y seguirá en uso, pero el primero está listo para ser descartado. Sin embargo, no se aflige. Sabe que lo importante es lo de adentro.