El fin de las burbujas

Todo empezó con un escándalo financiero. El CEO de la Coca-Cola Company, Scott Lampard, se vio obligado a admitir que los balances de la compañía habían sido falseados. Durante años, la empresa se había dedicado a dibujar las cifras de sus ganancias para tapar las pérdidas reales.
La ineficiencia de la compañía atentaba contra su futuro. Los productos se vendían igual que siempre, sin embargo en la empresa no encontraban la forma de volver a tener ganancias. Entonces, para no hacer que la situación fuera peor, falseaban los balances. Era sabido que los accionistas no iban a encontrar muy simpática la situación real, y el valor de la compañía iba a bajar mucho si se conocía el estado real de sus finanzas.
Cuando se descubrió la maniobra, la reacción fue inmediata. Las acciones de Coca-Cola se desplomaron. Paralelamente se iban descubriendo nuevos escándalos sobre el funcionamiento de la compañía, y las acciones bajaban aún más.
Llegó un momento en el que la empresa no pudo seguir sosteniendo la situación. Con sus acciones en cero, tuvieron que dedicarse a vender activos para poder cubrir los costos. Pero tal era la ineficiencia que el interés de posibles compradores fue escaso. Y la Coca-Cola Company no tuvo más remedio que declararse en quiebra.
Poco tiempo después, se liquidaron las propiedades de la empresa que ya no existía. Como no había nadie en condiciones de comprar la enorme cantidad de propiedades, se las remató individualmente. La empresa tuvo que dejar de proveer jarabe a las plantas embotelladoras, y por ese motivo las plantas también tuvieron que dejar de operar. Eso significó el fin de la bebida que había iniciado todo, la Coca-Cola.
El hecho tuvo profundas consecuencias en la sociedad. Una vez disipado el shock producido por la quiebra de tan importante empresa, el público quería Coca-Cola y no podía conseguir. Algunas personas se pasaron a Pepsi, pero a la mayoría no le gustaba el sabor de la competencia.
Las botellas y latas de Coca-Cola sin abrir se vendían a precio de oro en las casas de subastas. La demanda había hecho que muchas empresas menores intentaran fabricar la Coca-Cola, de acuerdo a lo que suponían que podía ser la fórmula. El nombre Coca-Cola, sin embargo, no pudo ser utilizado debido a que seguía perteneciendo a los restos de la compañía que la fabricaba. Y el público no quería comprar terceras marcas porque resultaba vergonzante.
La industria de la publicidad resultó muy afectada por el cierre de la Coca-Cola. Las agencias que dependían de la cuenta de Coca-Cola cerraron, y lo mismo ocurrió con las productoras que dependían de esas agencias. Millones de personas se quedaron sin trabajo en todo el mundo.
Algo diferente ocurrió con los McDonald’s. Como se habían quedado sin bebidas, intentaron obtener un acuerdo con Pepsi para, por lo menos, poder ofrecer una gaseosa de marca reconocida. La Pepsico estaba interesada en esa oferta, pero no pudo llevarla a cabo por tener un contrato de exclusividad con Burger King. McDonald’s, entonces, empezó a fabricar su propia gaseosa, la McCola, para que no le volviera a pasar lo mismo en el futuro. De este modo, el gigante de hamburguesas pudo salir del paso.
No ocurrió lo mismo con los grandes eventos deportivos. El Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos dependían del aporte de Coca-Cola para su concreción, y dejaron de obtenerlo. Los Juegos Olímpicos dejaron de hacerse en forma inmediata. El Mundial sobrevivió un par de ediciones más, mientras la ausencia de la Coca-Cola minaba desde adentro los cimientos de ese deporte. No se podía vender más Coca-Cola en las canchas, y la televisión, al no tener avisos de la gaseosa, no tuvo fondos para financiar los derechos de los partidos. Los clubes y las asociaciones nacionales gradualmente se fundieron. El Mundial se terminó quedando sin equipos, y por eso no se pudo volver a jugar.
También los odontólogos vieron afectado su modo de vida, al reducirse las consultas por los problemas dentales que la célebre bebida causaba en la población.
El malestar social y los problemas económicos llevaron a las Naciones Unidas a tomar cartas en el asunto. Se votó una iniciativa para revivir a la Coca-Cola Company, esta vez con control internacional. Se invitó a Ginebra a las dos personas que conocían la receta de la Coca-Cola para formar parte de la nueva empresa. Por precaución, fueron en dos vuelos diferentes, y tuvieron la mala suerte de que los aviones chocaron entre sí. El accidente se llevó la vida de ambos y algo más valioso: la esperanza de tener otra vez la verdadera Coca-Cola en el mercado. El proyecto de las Naciones Unidas quedó trunco.
Pero el cambio más profundo fue ecológico. La cantidad de dióxido de carbono atrapado en botellas se redujo considerablemente, y eso hizo que subiera su proporción en la atmósfera. Los animales, entre ellos el hombre, vieron más difícil la respiración. Debían inhalar más veces para obtener la misma cantidad de oxígeno, y eso provocó muchas muertes entre las personas con problemas pulmonares. Los atletas redujeron su potencia, aunque el hecho no salió a la luz porque ya no existían los Juegos Olímpicos.
Al haber más dióxido de carbono, la superficie de la Tierra se cubrió de plantas. Empezaron a crecer en todos lados y con notable diversidad. En las ciudades se podaba todo lo posible y no se daba abasto. Se hicieron populares como mascotas los animales mansos y que comieran muchos vegetales, como las ovejas.
Así, una gran cantidad de personas se convirtieron en pastores. Al hacerlo, entraron en contacto con la naturaleza y adoptaron un modo de vida mucho más simple, sin la necesidad de ingerir sustancias artificiales.