Escondamos la plata

La reciente ola de robos a personas que salen de los bancos luego de cobrar importantes sumas de dinero puede detenerse con algunas medidas simples de camuflaje. Para poder operar, los delincuentes necesitan saber quién sale y entra de un banco con mucho dinero. Resulta ineficiente atacar a cualquier persona, porque robar cien o doscientos pesos que pueda haber sacado del cajero automático no alcanza para mantener a una banda de criminales.
Es por eso que las víctimas suelen ser las que llevan mucho dinero. Las operaciones son algo más complicadas, pero mucho más redituables. Dependiendo de la cantidad obtenida, tal vez con una al mes alcanza. De otro modo, tendrían que hacer varias por día, y correrían el riesgo de ser atrapados por las autoridades.
La cuestión es, entonces, no hacer notorio que uno transporta dinero. Hay que hacer un cambio cultural, adaptarse a una nueva costumbre, pero aquellos que lo prueben encontrarán que es muy razonable. La idea es dejar de diferenciar a las personas que transportan dinero de las que no. Que todos caminen inconspicuos por los distritos financieros, de modo que los delincuentes no los sepan identificar.
El procedimiento es simple: hay que dejar de transportar el dinero en bolsas blancas con el signo “$” escrito en ellas. Habrá que usar otros elementos: bolsos, maletines, bolsillos o tal vez algún método no inventado aún. De este modo, los ladrones verán diluidos sus botines y su trabajo será más difícil.
Sabemos que hacer el cambio implica una adaptación importante. Pruébela, vale la pena. De todos modos, si todavía no se anima, recuerde que siempre es sano, cuando uno sale de un banco, no caminar hacia las personas que usan remeras a rayas horizontales blancas y negras, particularmente si tienen también puesto un antifaz.