Griterío

El grupo Los Cinco Bajistas se presentaba por primera vez en la ciudad. Su llegada había sido precedida por una gran campaña publicitaria organizada por la empresa discográfica, que estaba interesada en hacer conocer a la banda entre el público adolescente. Respondiendo a la convocatoria, el teatro donde se presentaba el grupo se llenó.
Al abrirse la cortina, los integrantes de la banda salieron a escena y fueron recibidos con un moderado aplauso de bienvenida. Seguidamente se abocaron a tocar sus temas. Al oírlos, los adolescentes no lo podían creer. Nunca habían oído algo tan malo.
Estaban tan sorprendidos por la pésima música de Los Cinco Bajistas que no atinaron a más que gritar durante el recital. Los gritos consiguieron tapar la música. Cuando por algún motivo el público hacía silencio, se volvía a escuchar el ruido de la banda y los gritos regresaban espontáneamente.
Luego del recital, se difundió lo ocurrido. Las imágenes de adolescentes gritando a más no poder confundieron a quienes no habían estado. Creyeron que los gritos respondían a la enorme emoción despertada por la banda. Por eso se agotaron las entradas para las siguientes funciones. Así, la escena de los gritos se repitió.
Los Cinco Bajistas fueron un furor. Al ver que los adolescentes iban a verlos, la prensa especializada empezó a darles espacio. También a elogiarlos. Entonces más adolescentes conocieron a la banda y tuvieron ganas de ir a verla.
Pero intercedió la radio. También se había hecho eco del éxito, y empezó a pasar la música del grupo porque se palpaba la demanda del público. Las distintas radios, que esperaban que subiera la audiencia, se sorprendieron al ver que cuando estaba el grupo en el aire, el público se pasaba a otra. Entonces dejaron de transmitir esa música. Los operarios respiraron aliviados.
Alertada por las radios, la disquera cayó en la cuenta de que no se había vendido una cantidad saludable de discos. Los puestos instalados en el hall del teatro tampoco exhibían ventas. La banda era un éxito de público pero un fracaso como producto.
Entonces la disquera dejó de publicitarlos. Durante algunos días las funciones continuaron, hasta que se dejaron de difundir las imágenes de la banda por televisión, y el público gradualmente se olvidó de ellos.