Mirarlo por TV

Yo soy artista. Acá me ven, haciendo arte. Pero, siendo que hace tiempo que soy un artista que hace arte, ya es hora de que me pronuncie sobre una de las inquietudes más importantes de nosotros, los artistas. No sé qué me habrá hecho demorar tanto. Pero bueno, ahora estoy enmendando mi error. Es hora de repudiar la televisión.
Verán, la televisión es una porquería. Es mala, mala, porque aleja el arte de la gente. No como nosotros, que lo acercamos a la poca gente que nos ve. Sólo les interesa ganar plata. Están lejos de las pretensiones que tenemos los artistas. Para nosotros el dinero es algo secundario. Algo de lo que deberíamos poder prescindir. No es nuestra principal preocupación.
En cambio, en la televisión es todo negocio. Y hacer negocio es malo. Porque ganás plata. Y ganar plata está mal, porque te aleja del arte. A menos que se la des a artistas como nosotros. Pero en ese caso estaríamos convirtiendo al arte en comercio. Y no puede ser. El arte vale por sí mismo, no por su expresión monetaria.
En la televisión no hay poesía. No hay literatura. La gente en la televisión no lee, no mira cuadros, no escucha óperas. Tampoco se televisan óperas para que las veamos nosotros. No, en su lugar hay programas, noticieros, series, que atraen a las masas como palomas a las que se les tira un grano de choclo.
La gente va y se engancha. Voluntariamente, porque son ignorantes y quieren seguir siéndolo. No vienen a verme a mí, que les puedo dar arte, que les puedo alimentar el espíritu. Prefieren ir a lo fácil, a lo que está al alcance de sus manos, a los que los entretiene sin necesidad de salir de su casa. No quieren hacer el esfuerzo de venir a verme a mí, o de leer lo que escribo, y ponerse a pensar. Porque lo que hago yo requiere que los demás piensen, mediten. No es de consumo instantáneo. No. Lo mío es Arte, y es lo contrario de lo que hacen en la televisión.
Tenemos que unirnos todos contra la televisión. No ir cuando nos invitan, si nos invitaran. Pero sobre todo no mirarla. No saber qué es lo que pasan. Eso nos puede costar una desconexión con nuestra cultura, pero si lo miramos bien en realidad es al revés, nuestra cultura se desconectará de nosotros. Seremos la vanguardia, aunque no tengamos a nadie atrás.