Para qué sirven las guerras

Hay gente que pretende hacer pensar a los demás que las guerras son inútiles y no llevan a nada. Es gente que tiene un justificado desprecio o temor a la violencia, y el loable objetivo de que haya menos o no haya. Entonces se convence de que las guerras no sirven para nada.
Sería bueno que eso fuera verdadero, pero es falso. Las guerras tienen utilidad. Aunque no necesariamente lo que viene de ellas es bueno, hay muchos casos en los que la ausencia de guerra (o de la posibilidad de guerra) es peor.
El primer uso útil es la defensa. Si alguien ocupa un territorio que no le corresponde, los que están establecidos ahí deberán defenderlo. Si resultaran ser todos pacifistas, no habrá guerra, pero tampoco tendrán dónde vivir. Por eso es necesario estar listos para la guerra. No significa que alguien la quiera, pero si todos asumen que no habrá nunca una, tarde o temprano alguien tendrá la idea opuesta y no se lo podrá parar.
Las guerras crean imperios. Hacen que un país grande sea un país más grande. Lo consiguen a expensas de otros países, por supuesto, pero lo que se quiere significar acá es para qué sirven las guerras, no si eso es bueno o malo.
También sirven para resolver desacuerdos. Hay dos sistemas políticos que se disputan la soberanía de un territorio, y no crean consenso, no se ponen de acuerdo sobre cuál (o qué combinación de ambos) debería aplicarse. Una guerra sirve como método de desempate: gana el que tiene más fuerza. Es un método que se aplica desde épocas inmemoriales.
Las guerras crean héroes, gente para admirar por su coraje y gallardía. Cuando termina una guerra, además de una enorme cantidad de muertos, emergen los que hicieron posible una victoria, o los que se la hicieron más difícil al enemigo. Todos ellos son admirados por las siguientes generaciones como ejemplos para la sociedad.
Otras utilidades son marcar períodos históricos, ayudar a líderes a consolidar su liderazgo, distraer a las poblaciones de los problemas que puedan tener y unir a una sociedad, aunque sea en contra de otra.
Pero tal vez la utilidad más importante esté en el arte. Sin las guerras, autores, pintores y escultores tendrían mucho menos trabajo. Verían mucho más difícil encontrar motivos para sus trabajos que resuenen con la sociedad que los rodea. Se verían aislados en su espacio, esperando poder producir una obra que valga la pena en un mundo que ya tiene paz.