Pica la lengua

“En boca cerrada no entran moscas”, decía mi tía Matilde cuando tenía ganas de que me callara. No obstante, es un consejo válido. En efecto, cuando la boca está cerrada no puede entrar ninguna mosca.
Pero no siempre tengo en cuenta aquella frase. A veces me la olvido, sobre todo porque en general no es mi máxima prioridad evitar que entren moscas a mi boca. No suele haber mucho peligro de que ocurra. Pero ese día lamenté no haber estado atento.
No entró una mosca, pero sí un mosquito. Lo cual fue peor, porque revoloteó tranquilamente en la cavidad bucal. Una mosca es más grande, me hubiera dado cuenta más fácil y habría podido toserla o algo. Pero el mosquito, con bastante disimulo, pasó un rato largo dentro de mi boca y se alimentó de ella.
Me picó todo lo que pudo, hasta que la lengua me empezó a picar. En ese momento abrí la boca, y vi salir al mosquito con aires de satisfacción. Así como en boca cerrada no entran moscas, es también cierto que de boca cerrada no sale ningún insecto que pueda estar adentro. Así que ahora no sé si tenerla abierta o cerrada. Tal vez me convenga conseguir algún Tic Tac sabor repelente.
Ahora debía resolver el tema de la lengua. No podía rascármela con las uñas, quedaba bastante feo, inelegante. Pero tampoco podía esperar que la picazón pasara sola. Así que fui a la verdulería, compré frutillas y me calmé la lengua con su textura rugosa.