Prosa del Tetris

Los errores son subsanables.
Cuando se hace bajar una pieza, calculada para que entre perfectamente en el hueco que nos hará eliminar tres o cuatro filas en un solo movimiento, a veces ocurre que nos equivocamos y la colocamos justo al lado de donde debía ir. Pero no hay que desesperanzarse. El Tetris casi siempre da otra oportunidad.
Lo más probable es que esa chance no sea inmediata. Aún cuando venga otra vez la misma pieza, es posible que nuestro error haya bloqueado el hueco. Entonces hay que empezar de nuevo, con menos margen para el error.
La buena noticia es que, probablemente, gracias al error no hayamos pasado de nivel, y la velocidad con la que las piezas bajan se mantenga por el momento. Es frustrante tener todo cerca de resolverse y, por un error de cálculo, aumentar el trabajo. Pero el Tetris, como la vida, es así.
Por eso hay que tener paciencia. Si sabemos jugar, llegará el momento en el que destruyamos las filas que sólo existen por nuestro error y volvamos a estar en condiciones de llegar a nuestro hueco original. En el proceso, habremos ganado puntos.
Cuando volvamos a tener la oportunidad de colocar la pieza en el hueco correspondiente, para eliminar las filas que antes no habíamos podido, es conveniente no apurarse. Es probable que la pieza baje más rápido que en la ocasión anterior, sin embargo siempre hay tiempo de calcular con menos distancia si la estamos haciendo bajar por la columna correcta.
De cualquier manera, no conviene esperar a que aparezca alguna forma en particular. Es muy tentador armar bloques que sólo puedan ser destruidos por la figura formada por cuatro cuadrados en columna. Pero esa figura tiene la costumbre de hacerse esperar justo cuando se la necesita. Es preferible hacer alguna concesión, sacrificar por un momento la pureza de nuestra partida para ir limpiando las filas que se pueda. De esta manera ganaremos tiempo y evitaremos esperar inútilmente figuras que pueden aparecer demasiado tarde.
Hay que saber aprovechar lo que se nos ofrece. Cuando la vida nos da limón, hay que hacer limonada. En el Tetris ocurre lo mismo. Está bien que es frustrante cuando aparece diez veces seguidas la misma figura, y no hay manera de formar un bloque coherente sólo con una. Pero no hay que desesperar. La seguidilla terminará, tarde o temprano, y no debemos arruinarnos la construcción al frustrarnos por situaciones que le pueden pasar a cualquiera.
De cualquier manera, está claro que llegará un momento en el que la velocidad será demasiado para nosotros. Lo que se puede hacer es tener la mayor cantidad posible de espacio libre cuando vamos palpando que el final se acerca. De este modo, ganaremos valiosos milisegundos que podremos utilizar para colocar muy rápidamente las piezas en el mejor lugar posible, y así ganar puntos que otros perderían sólo por desesperación. En el peor de los casos, demoraremos unos segundos lo inevitable. Hay que tener en cuenta que cuidar estos detalles puede ser la diferencia entre quedar afuera o entrar en el ranking.