Saliendo de tu pierna

Saliendo de tu pierna, me levanto hacia el amanecer. Me elevo y me elevo hasta que no puedo ver más que lo que está cerca. Y lo que está cerca sos vos. Con tu esponja inquieta y tu leporino alado. Entonces te veo al cerrar tus ojos y tu raíz de encuentro sale a la luz. ¡Oh! Debo tener cuidado. Tu herrumbre no me permitiría otra cosa. Cuando salgo voy hacia acá y vengo hacia allá, y traigo desde acá, y llevo veinte años esperando veinte años. No sé cómo hice para socorrerme. Y aquí estás, en flor, como un relos que pendula certeramente y de pronto BONG! Es hora de salir de la oscuridad y dejar que la luz se apague sola. Es hora. Vamos a salir, y veamos que la vida se hace sola cuando está mal acompañada. Veamos la distancia de la boca de la serpiente de la luz de la esfinge fatal terciopelada. Veamos otra vez nuestro destino rojo.