Sea como yo

Usted me admira y desea ser como yo. ¡Usted puede! Sólo tiene que observarme, ver lo que hago y comprenderlo. Pero comprenderlo profundamente. Saber cuáles son mis motivaciones, mis miedos y mi manera de pensar. Poder predecir qué haré ante un estímulo determinado.
Para eso, lo mejor es el método científico. Luego de hacer las observaciones pertinentes, formule hipótesis. Más tarde, examine esas hipótesis. Experimente. Presénteme usted mismo situaciones para ver si respondo como piensa que voy a responder. Así podrá sacar conclusiones más rápidamente, en un ámbito controlado.
Puede hacerlo alterando la realidad en la que me muevo, o simplemente secuestrándome en su laboratorio. Ahí podrá someterme a pruebas más exigentes, que demandan más poder de observación o de control. Y tendrá la posibilidad de evitar que nadie interfiera en su trabajo.
Pero no lo olvide. Su objetivo no es estudiarme, sino ser como yo. Luego de sacar las conclusiones pertinentes sobre cómo soy, o sea cómo debe ser usted, le sugiero dejarme libre. Es lo que yo haría. Y con las notas en mano comience el proceso de transformación.
Imíteme. Desarrolle mis instintos. Pruebe con usted. Preséntese los mismos estímulos que me presentó a mí y trate de reaccionar igual. Deberá emular las condiciones. No es lo mismo saber que viene un estímulo que no saberlo. Si lo hace bien, verá que es cada vez más fácil. A medida que se convierta en mí, será menos necesario esforzarse para ser como yo.
De esta manera, seremos iguales. Si hizo su trabajo, la gente tendría que no poder diferenciar entre usted y yo. Si lo hizo excepcionalmente bien, tal vez yo no sepa si soy yo o usted. Y por lo tanto usted tampoco. Este es el momento que más concentración requiere. Tenga siempre presente que lo que usted desea es ser como yo, no ser yo.