Soy muy querendón

Hoy me di cuenta de que quiero a toda la gente. Los quiero sin condicionamientos, hagan lo que hagan, y sin distinción de sexo, raza, nacionalidad, equipo de fútbol ni nada por el estilo. La verdad, a veces me doy un asco terrible.
No es intencional quererlos a todos. Es una porquería. No puedo fantasear con la muerte o el sufrimiento de alguien, porque ahora me hago sufrir a mí mismo. Me preocupo porque todos estén bien, y es inevitable que unos cuantos en determinado momento anden mal, entonces yo también me pongo mal. Soy un pelotudo.
Si sólo confinara el cariño a mi círculo íntimo, o algo más o menos controlable, podría funcionar. Me gusta querer, pero hay alguna gente a la que no tengo ninguna intención de querer. Sin embargo, lo hago. Mi amor es demasiado generoso. Parece que la única persona a la que no quiero soy yo mismo.
Los quiero a todos, aún a los roñosos, los delincuentes, los energúmenos, los nabos y los forros. No sé quién me manda a ser tan amplio. Tengo que hacer una buena autocrítica, conseguir ser más fuerte de carácter y permitirme dejar de querer a la mayoría. A algunos, incluso, debería odiarlos. Pero soy un blando de mierda y los quiero.
Espero que, mínimamente y aunque ya lo tengan, por lo menos algunos hagan algún esfuerzo para merecer mi cariño.