El lugar más feliz de los autos

En la avenida Warnes los autos disfrutan de una total emancipación. Las normas de tránsito, que siempre limitan sus movimientos, ahí no se aplican. Los autos aprovechan y copan las calles y las veredas, gozando de la libertad que saben que no pueden encontrar en otros lados.
Sus dueños los llevan, no porque ellos quieran ir, sino porque saben que es bueno para ellos. Warnes es Autolandia, y los autos se divierten. Saben que, si llegan a tener algún problema, muy cerca hay alguien que los puede ayudar. Entonces no se preocupan, y dan rienda suelta a sus instintos.
Cuando los autos llegan a la zona, se palpa el descontrol. Quieren unirse a los otros autos, perder las rigideces, encontrarse con los otros autos que también se divierten. Andan en diagonal, marcha atrás, estacionan en dos, tres, cinco filas, esquivan a los otros. Es réquetedivertido.
Los conductores muchas veces los dejan en manos de otros conductores, nativos de la zona, que saben tratar a los autos de otra manera. Los autos, promiscuamente, disfrutan el cambio, les gusta sentir que les tocan los pedales con pies distintos. A veces van para que les hagan arreglos, pero no es como ir al médico. Es una experiencia inolvidable y positiva.
Los autos salen de Warnes renovados. Durante un buen rato los conductores no los reconocen. Saben que es el mismo auto, pero lo sienten distinto. Lo atribuyen a los repuestos que le pusieron. Pero no es así. Lo que ocurre es que los autos están volviendo de las vacaciones.

Retén de bancada

El retén de bancada es algo que no sólo tiene nombre, sino que existe. Aunque no lo sepamos, anda entre nosotros. Forma parte de los autos que circulan a nuestro alrededor. Comprar un auto implica comprar un retén de bancada. Incluso, tal vez, más de uno. No sé.
Sí sé que existe. El retén de bancada es una parte fundamental del auto, del mismo modo que el carburador, que también existe. Hay también uno o varios rulemanes de empuje. ¿Qué hacen? No sé, pero son todos fundamentales. Sin ellos no habría auto. Y se rompen.
Para conocerlos, es preciso sentir síntomas extraños en el funcionamiento del auto, y llevarlo al mecánico, si es necesario con la ayuda de una grúa. Abrir el capot con el mecánico presente es descubrir un mundo nuevo, lleno de elementos que siempre existieron, y que siempre nos sirvieron, aunque los hayamos ignorado. Es ver todo un sistema que está para ayudarnos, y que necesita nuestra ayuda, porque es frágil.
El mundo es mucho más complejo de lo que nos imaginamos. O tal vez mucho más simple, no sé.