Fin de desarrollo

Bueno, ya está. Ya me desarrollé como persona. El largo camino ha terminado. Llegué. Acá estoy. Se siente bien. Es un alivio, pensaba que no iba a terminar nunca. Ahora ya soy sabio. Sé todo lo que tengo que saber. Soy una persona completa.
A partir de ahora, ya no me voy a desarrollar más. Es hora de usar mi desarrollo. Debo cumplir mi cometido como persona, ahora que ya soy una. Ya no vale la pena que intenten desarrollarme. En su lugar, voy a desarrollar a otros. Yo sí que sé qué es lo que tienen que hacer.
No voy a dudar en informárselo en todo momento. Lo haré con tacto, con toda la sabiduría que supe acumular, para que aprendan. Quiero compartir mi sabiduría. Sé que es bueno hacerlo. No voy a dejar de tenerla porque otros accedan a ella. Pensaría que eso puede hacerme aún más sabio, pero está claro que no es posible. Todo lo que tenía para aprender ya lo aprendí.
Eso no me impide querer un mundo con más sabiduría. O con más gente sabia. Quiero que todos puedan ser como yo. Si yo pude, los demás también. Aspiro a un mundo lleno de sabios. Quiero moverme entre pares.