Miguel de Palermo

Miguel de Palermo se llama Miguel y vive en Palermo. No es el único Miguel que vive en Palermo, pero es el único Miguel de Palermo. Es su marca registrada. Siempre se presenta como Miguel de Palermo, por más que su apellido es Gómez. Lo que pasa, explica, es que hay muchos Miguel Gómez, incluso hay varios en Palermo. Entonces necesita un alias más abarcativo.
Pero, ¿cómo lograr que los otros Miguel que viven en Palermo no se identificaran igual que él? Miguel de Palermo urdió un plan. Empezó a llamar a todas las radios para participar en los programas que invitaban oyentes al aire. No llamaba porque tuviera algún interés en el contenido de esos programas. Sólo le interesaba imponer su nombre. Y funcionó: no hay otro Miguel de Palermo que no sea él.
El método se popularizó. Muchas personas vieron la necesidad de registrar su nombre con su barrio, de manera que nadie se los pudiera usurpar. Se inició así un registro que incluyó nombres célebres como Diego de Martínez, Andrés de San Cristóbal, Romina de Once, Pedro de Pablo Nogués y Rosario de Córdoba.
Los que se llaman igual que ellos y viven en los mismos barrios ya no pueden hacer nada. Tienen que buscarse otro nombre, o vivir para siempre en el anonimato.

Pauls

“I only had myself to ask for a decision, and I agreed with me”.
Paul McCartney, 1970

El problema de ser un talento superior es que los demás no están a la altura. No es un defecto de ellos, simplemente no pueden. Y eso a veces es contraproducente para un músico del calibre de Paul McCartney. Alguien que tiene tan claros los conceptos de composición e interpretación no puede dejarlos librados al azar de las decisiones de los músicos que lo acompañan.
Durante muchos años, la decisión fue dar estrictas instrucciones. Sus temas se tenían que tocar como él quería, porque ya había hecho las pruebas correspondientes, y sabía que eso era lo mejor. Los otros integrantes se resistían. John Lennon no tenía la paciencia como para lograr lo mismo con las canciones propias. George Harrison no tenía ganas de que alguien le dijera cuándo tocar y cuándo no. Sobre todo si era alguien que, en caso de impacientarse, era capaz de agarrar su instrumento y tocarlo él.
Después de la separación de los Beatles, Paul decidió grabar un disco él solo.; Construyó los temas tocando todos los instrumentos en su estudio. Además de la interpretación musical, realizó las tareas correspondientes de grabación e ingeniería de sonido. El disco, titulado McCartney, le dio la confianza como para pensar que podía haber una vida después de los Beatles.
Pero a él le gustaba estar en una banda. Tocar en vivo, volver loco a un público. Y eso no era algo que pudiera hacer solo. Necesitaba gente que lo acompañara. Músicos externos, contratados para que aceptaran de entrada que había que tocar lo que Paul quería.
La solución funcionó bastante bien. Wings tuvo, sin embargo, varias formaciones distintas, a causa de los integrantes que repetidas veces se iban de la banda. Pero alcanzó a tener éxito masivo, que convirtió a McCartney en el músico más rico de la historia.
Se podía permitir, entonces, financiar un objetivo superador: su clonación. Un desarrollo rápido de copias de sí mismo, que compartieran las características físicas y también la memoria. Que fueran indistinguibles del Paul primigenio.
El proyecto avanzó sorprendentemente rápido. Los científicos trabajaron duro ante la presión de Paul de que terminaran de una vez. El resultado fue la creación, en 1981, de unos cuarenta Pauls.
Cuando se los presentaron, el Paul original no lo podía creer. Ahí estaba lo que siempre había soñado: una banda completa compuesta sólo por él mismo. De inmediato los Pauls empezaron los ensayos. Fueron muy exitosos porque se entendieron de inmediato. Y además, ninguno podía creer que estaba tocando en una banda con Paul McCartney.
De inmediato anunciaron una gira mundial. En realidad fueron varias giras simultáneas. Ocho grupos de cinco Pauls se lanzaron a hacer distintos circuitos alrededor del mundo. Llenaron estadios de todos los tamaños. En el espectáculo de tres horas de duración los distintos Pauls se alternaban en los instrumentos. También hacían las voces secundarias. Y todos tenían un notable manejo del público. Hacían sentir especiales a las audiencias que los estaban viendo, incluso cuando McCartney hacía varios recitales en distintas partes del planeta el mismo día.
La abundancia de Pauls hacía risible al rumor de que había muerto en 1966 y sido reemplazado por un doble, aunque al mismo tiempo lo hacía menos sorprendente. No interesaba, de todos modos, cuál era el original. Todos eran Paul por igual. Lo importante era que uno podía ver un recital donde tocaban cinco Beatles, y eso hacía muchos años que no era posible.
Pero gradualmente las giras fueron perdiendo fuerza. No porque el público dejara de ir. Los Pauls empezaron a preguntarse cuál era el sentido de seguir haciendo lo mismo. McCartney nunca fue alguien a quien le gustara repetirse, y ése es uno de los secretos de su éxito. Cuando se aburrió de las giras, entonces, decidió suspenderlas por un tiempo. Y se concentró en profundizar sus conocimientos en distintos aspectos de la música.
Quedaron, sin embargo, decenas de Pauls redundantes. Ya no eran necesarios, entonces todos se independizaron, y cada uno se interesó por actividades distintas. Uno se dedicó a la música clásica. Otro aprendió a tocar el ukelele. Otro hizo música ambient. Otro tomó las riendas del imperio comercial. Uno produjo discos para otros artistas. Otro escribió poemas. A uno le agarró por pintar cuadros. A otro por hacer radio. Un solo Paul ya era un artista completo. A cuarenta Pauls nadie les puede ganar, ni siquiera alguien también multiplicado por cuarenta, porque Mozart se había muerto antes de poder ser clonado.
Algunos decidieron grabar juntos, varios discos que salieron muy rápido porque casi no tenían que ensayar. Contaban con gran cantidad de material. Paul siempre fue un compositor muy prolífico. Algunos de los Pauls decidieron colaborar, aunque la canciones McCartney-McCartney no resultaron más memorables que las escritas por McCartney solo.
Mientras tanto, como no hacían giras, tenían mucho más tiempo libre y se fueron mezclando con la sociedad. Los distintos Pauls se encontraron con diferentes personas y se fueron haciendo amistades. Ganaron lugar en círculos sociales muy disímiles, gracias a la facilidad de Paul para la diplomacia.
Con el tiempo, algunos de los Pauls, inevitablemente, empezaron a tener desacuerdos entre sí. Hoy es muy difícil juntar a todos en una sola habitación. Además de que hay Pauls que no se pueden ver, en general todos tienen agendas muy ocupadas. A los setenta años todavía se mueven como si tuvieran treinta.  Cada tanto a alguno le da por hacer alguna gira. Ya no se acompañan entre sí, pero se pusieron de acuerdo en tener una banda muy bien entrenada que está lista para viajar con cualquiera de los Pauls.
Los Pauls se preocupan por mostrar que son siempre el mismo en un recital, por eso nunca dejan el escenario. Sólo lo hacen al final, cubiertos por estruendosos aplausos de públicos que en ese momento se preguntan si será la última vez en su vida que ven a un Paul.

Cuáles son ellos

El mundo se divide en dos clases de personas: Nosotros y Ellos. ¿Cómo diferenciarnos? Muy simple: los que son como nosotros son Nosotros, y los otros son ellos. Es nuestro deber, como Nosotros, protegernos mutuamente y rechazar las invasiones de Ellos. Ellos quieren que Nosotros seamos Ellos, así somos todos Ellos, pero no podemos permitirlo. Tenemos que estar juntos para seguir siendo Nosotros.
El problema es que no podemos solos. Ellos son muchos más, porque hay distintos grupos de Ellos. Son todos los que no son nosotros. Por eso tenemos que aliarnos con algunos. Existen Ellos que son más Nosotros que otros Ellos. Con ésos tenemos que formar un grupo más grande un SobreNosotros que nos englobe, para poder enfrentar a los otros Ellos, que son muy peligrosos.
Pero no debemos olvidar que los que se alían a nosotros no son de Nosotros, sino de Ellos. En el fondo, también quieren que Nosotros seamos Ellos. Puede que vean a nuestra alianza como un paso adelante para su plan. Hay que tener cuidado. Debemos hacer esfuerzos para diferneciarnos, y para diferenciarlos. Vestir de otra forma, por ejemplo. Así podemos saber bien con sólo echar un vistazo cuáles son de Nosotros y cuáles son de Ellos. Porque no queremos confundirnos. Ellos y Nosotros somos fundamentalmente distintos, pero en el día a día no se nota y si no tomamos medidas preventivas podría ocurrir que nos mezcláramos. Y ellos dejarían de ser Ellos, al mismo tiempo que nosotros dejaríamos de ser Nosotros. No lo podemos permitir. Debemos evitarlo a toda costa. Es nuestra identidad lo que está en juego.