Nuevo libro: Nunca está de más repetir

Hace un tiempo fui convocado para publicar en una colección de ebooks que se llama Paraíso ordenado, en la que distintos autores hablan sobre su relación con obras que admiran. La propuesta fue escribir sobre Les Luthiers.

Acepté sin saber muy bien por qué alguien querría leer sobre mi relación con Les Luthiers. Grande fue mi sorpresa cuando el libro fue lanzado y supe de muchas ventas, y también comentarios positivos de lectores entusiasmados.

Traté de encontrar un equilibrio en el que no fuera todo hablar sobre mí, y tampoco una exposición académica sobre Les Luthiers. Creo que encontré un equilibrio razonable, que tal vez explica los comentarios recibidos.

El libro se llama Nunca está de más repetir, porque es el resultado del consumo obsesivo de las obras, una y otra vez, lo que hace que la percepción evolucione a través del tiempo.

Son seis capítulos:

  1. Signos de admiración
    Donde se cuentan las primeras experiencias de valor agregado que me hicieron saber que había algo distinto en Les Luthiers.
  2. Volúmenes apasionantes
    Cómo era la vida cuando el único contacto cotidiano eran los discos.
  3. Noches de teatro
    Los rituales de las visitas ocasionales a ver a Les Luthiers en teatro.
  4. Los más prestigiosos foros
    Relacionarse con gente a través de Les Luthiers. Incursiones en distintas culturas del fan, de las que no soy fan.
  5. Lo inalcanzable
    Desarrollo de una mirada creativa. Reconstrucción del proceso de Les Luthiers a través del consumo repetido de las mismas obras.
  6. Ahora vendrán caras extrañas
    Sensaciones y especulaciones a partir de los cambios obligados de formación. Teorías sobre la posibilidad de un futuro viable y atractivo. Principios para una posición optimista.

Nunca está de más repetir se consigue sólo en la web de Bajalibros.

Cómo escribir "Domingo de regreso"

  1. Observe una estatua de Sarmiento en el patio del colegio Bernasconi, y fíjese que parece que representara a Sarmiento como si estuviera levantándose de la mesa del doctor Frankenstein.
  2. Tome nota de esa observación.
  3. Piense una historia, o por lo menos el principio de esa historia.
  4. Escriba ese principio, confiando en que el resto va a salir. Ocúpese de ir creando clima. Dése cuenta de que vale la pena crear suspenso antes de la revelación de que lo que está en la mesa del doctor es Sarmiento.
  5. Una vez que Sarmiento se escapa, llévelo hacia un lugar donde los mitos de Sarmiento puedan jugar. Por ejemplo, una escuela.
  6. Cree un conflicto. Por ejemplo, los niños se asustan de la apariencia de Sarmiento.
  7. Para no repetir el nombre del fundador de “El Zonda”, refiérase a él de diferentes maneras, y explote humor por ese lado.
  8. Haga alguna referencia a la obra social de Sarmiento, sin detener ni estorbar el avance de la historia.
  9. Ubique el clímax en la escuela creada por Sarmiento, y preferentemente ubique en él a la estatua que inició todo el proceso.
  10. Traiga de vuelta al doctor Frankenstein, para que el cuento cierre como empezó.
  11. Robe el final del cuento “Gardelería” de Leo Maslíah, pero cambie el “echó todo a perder” por “lo arruinaron todo”, que convenientemente habrá robado de un espectáculo de Les Luthiers.
  12. Titule el cuento de una manera que no revele de qué se trata pero se entienda una vez leído. Preferentemente utilice un título que haga pensar al lector que lo que va a leer es algo parecido a “La autopista del sur” de Cortázar.
  13. Revise, reescriba, afeite las rebabas, pula y haga esto varias veces.
  14. Publíquelo en su libro titulado “Léame” y véalo convertirse en uno de los hits.

Artesanía insólita

En un tranquilo rincón del Ártico, el señor Santa Claus realiza una extraña artesanía. Con viejos pinos en desuso, ayudado por su plantel de duendes, fabrica los espléndidos juguetes que estamos viendo, y que no parecen tener diferencia con los reales.
El ingenio de este simpático anciano, que fabrica juguetes durante todo el año, le permite repartirlos durante la madrugada de la Navidad a los niños de todo el mundo, diferenciando incluso a los niños buenos de los que se han portado mal.
Vemos al señor Claus sonriendo satisfecho junto a sus juguetes recién salidos de la fábrica. Dice: “este método ha sido refinado durante siglos y siglos y sólo es posible porque los duendes se ocupan de todos los detalles con amor al trabajo, dedicación, paciencia, entrega y dedicación. Jo Jo jo”.
Nos alejamos asombrados, sin comprender de qué se ríe.