Apellido familiar

Está bien que compartimos apellido. Lo entiendo. Y entiendo también que les llame la atención verlo. Pero no puedo creer que no lo vean mucho más seguido. ¿O les pasará a todos? No entiendo por qué cada vez que alguien se entera de que mi apellido es García, me preguntan si soy algo de Charly.
No, no soy nada, solo un homónimo parcial. Igual que los millones de Garcías. Yo no pienso que el queso blanco fuera hecho por Charly García ni por algún familiar suyo. Existe, sí, la posibilidad de que me equivoque, pero es muy probable que no. Del mismo modo que es muy probable que yo no sea su pariente. Debería ser fácil de entender.
Y siempre se desilusionan cuando les digo que no. Es como si se tuvieran que conformar conmigo, como si yo fuera poco García. Y tal vez sea menos músico, pero no soy menos García que nadie. Lo saben muy bien los otros García no familiares, cuando nos enteramos de que compartimos ese apellido. No necesitamos hablarnos para saber que a los demás también les preguntan eso, ni cuál es la respuesta. Nos basta con una mirada cómplice, con la que nos decimos “a mí también me pasa”.