Te extraño

Mi corazón indefenso extraña tu amor perpendicular; echa de menos los momentos que pasamos cultivando nuestra vida en común. Aquella diestra calma, hija de la satisfacción espiritual que me entregabas. Las veces en las que te tenía en mis flexibles labios y te hacía parte de mí.
Te has ido y nunca volverás. Tal vez sea por mi culpa; tal vez sea porque así lo quiso el cóncavo destino. No importa. Te extraño y espero que vos, en cualquier lugar donde puedas estar, también me extrañes.
Puede que algún día nos volvamos a encontrar, pero no será lo mismo. Tu líquida esencia cambió y no hay nada para hacer. Tu sustancia vital se ha extinguido y no existe más.
Nuestro delicioso amor fue el fuego que calentaba nuestras almas. Nos habíamos encontrado uno al otro y ninguna persona ni objeto nos podía separar. Y el final de esa delgada etapa no empañará lo que vivimos.
Sé que tendré que rehacer mi fría vida sin tu curva presencia. Sé que nada te reemplazará. Sé que me sentiré solo y no me harás compañía. Sé que me dolerá sobreponerme a tu turbulenta ausencia.
Sé también que vos no tendrás que hacer ese duelo testarudo. Que tu inexistencia te lo impide. Espero que alguna parte de tu ser siga estando en algún lado y me recuerde.
Llegó el momento objetivo. Debo entregar tu cuerpo reciclable, tu alma dócil se fue hace tiempo. Acá está el cesto naranja. Es hora de decir adiós.