Tengo para rato

¿Qué es eso de aceptar la muerte? No, señores, conmigo eso no va. Entiendo que sea algo inevitable. No está bien, sin embargo, que uno la abrace ni que la espere. Por lo menos presentemos batalla.
Al fin y al cabo, se supone que no seguiremos existiendo en ninguna forma una vez producida la muerte. Sí, algunos dicen que el alma se eleva a algún lado o algo así, y me gustaría creerles, pero la evidencia apunta a lo contrario. Entonces, si es inevitable mi inexistencia, pienso postergarla todo lo que pueda.
Antes de los 100 años no me pienso morir. Y tampoco a los 100, porque sería un número demasiado redondo. Sería demasiado fácil para los que hagan biografías, y una concesión un poco exagerada hacia el sistema decimal. Y pienso llegar perfectamente sano a esa edad, no hace falta estar postrado en ninguna parte.
Tampoco pretendo que se me destaque por la capacidad mental para un hombre de mi edad. No, la idea es llegar lo más bien, y que quienes no sepan cuántos años tengo no se den cuenta de que están tratando con alguien que en presencia condescenderían.
No entiendo a los que se conforman con poco. Dicen “70 años está bien”. Minga. 100 años está mejor que 70. Alguno podrá decirme que no aspiro a algo suficientemente largo, que podría aspirar a 150, y por ahí tienen razón. Pero no aspiro sólo a llegar a 100, aspiro a pasarlos, y quién sabe qué avances habrá de acá a que tenga esa edad. En una de ésas para entonces tener 100 no es ser tan longevo, y podré aspirar a algunas décadas más sin demasiado problema.
Pero aparte, mientras más demore mi estadía, más probabilidades hay de que la ciencia encuentre alguna forma de mantenerme aún más de lo que es biológicamente posible. En una de ésas para cuando tenga 100 se haya inventado alguna especie de alma artificial, o alguna forma de preservarme de manera que tenga conciencia.
Porque ése es el asunto: no tener más conciencia. Puedo dejar una obra inconmensurable, un legado sensacional, pero no es mucho consuelo una vez que no existo. Shakespeare no está orgulloso de su vigencia, porque no puede. Me gustaría poder, aunque sea, ver cómo andan las cosas. No necesariamente intervenir. Tampoco quiero volver como un espectro a asustar a la gente.
Pero eso no sé si ocurrirá. Por el momento, lo único que espero es tener la oportunidad de seguir viviendo muchos años más. Ahora voy a ver qué hago en esos años.