Van a cruzar

Quiero ser una buena persona. Mejor dicho, soy una buena persona. Por eso cada vez que veo una vieja la hago cruzar la calle. Me parece que toda buena persona debe ayudar a los demás. Y como yo lo soy, no tengo problema en hacerlo. Si estoy cerca, las viejas van a cruzar.
Muchas veces las viejas se quejan. Es que son unas ingratas de mierda. Me dicen que no quieren que las ayude, que pueden cruzar solas. Pero son viejas, no puedo verlas cruzar solas sin que mi alma se conmueva. Necesitan ayuda, y necesito ayudarlas. ¿Y si alguien las atropella? ¿Cómo me voy a sentir? ¿Y cómo se van a sentir ellas, si sobreviven?
Por eso todos los días salgo a las calles con el único objetivo de hacer cruzar a las viejas. Debo decir que entiendo por qué no hay muchos que hagan lo mismo que yo. Las viejas son insufribles. Se piensan que ser viejas les da derecho a descalificar a todos. No paran de quejarse, y cuando me voy ni siquiera me dan las gracias. No las ayudo para que me den las gracias, pero por lo menos pueden tener un poquito de humildad, viejas chotas.
Pero no. En lugar de tener gratitud, se quejan las viejas de mierda. Me dicen de todo, que soy un insolente, que quieren cruzar solas, que qué me creo, que no querían cruzar, que las deje en paz. Algunas se ponen a gritar como unas desaforadas y hacen que los demás me miren mal. Varias veces he tenido que salir corriendo para que la gente no me pegara en solidaridad con una vieja desubicada.
Pero igual no me desanimo. Por más que no lo aprecien, por más que no quieran, las voy a seguir cruzando. Y si no les gusta, se pueden ir bien a la mierda.