Dos bandos se enfrentaban. Estaban en guerra, porque sus diferencias eran demasiado grandes. Unos, sin embargo, eran más agresivos que los otros. Los otros tenían la esperanza de evitar la guerra. De que fuera sólo una metáfora. Apuntaban al diálogo, a la comprensión entre las personas, a saber que todos, al fin y al cabo, querían lo mejor para todos, y sólo había un desacuerdo severo sobre en qué consistía lo mejor. Y los desacuerdos es mejor hablarlos, para poder extraer del debate las verdades que todos llevaran. Nadie tenía toda la razón.
Sin embargo, este bando ignoraba que efectivamente estaban en guerra. No era una metáfora. Habían confundido su deseo con lo que ocurría, y la visión optimista los llevó a la catástrofe.
Sus rivales entendían la situación, y usaron ese conocimiento a su favor. Meticulosamente, con cuidado y planificación, desarrollaron su estrategia. Ellos sí tenían ganas de estar en guerra, y lo disfrutaban. No les gustaba mucho que sus enemigos estuvieran tan poco preparados, pero aprovecharon la circunstancia.
Los pocos que estaban en el bando pacífico que se daban cuenta de que la guerra estaba ocurriendo recibían repudios optimistas. Estas acciones debilitaban más a ese bando, que poco a poco fue desintegrado. Algunos integrantes sucumbían a las acciones psicológicas y se pasaban al grupo vencedor. Los otros eran eliminados de a poco.
Llegó un momento en el que la guerra terminó. El bando vencedor, con regocijo, fue el único que quedaba. Del otro sólo había resabios intrascendentes, que fueron exhibidos como trofeos.
Con un solo bando, todo se desarrolló pacíficamente, hasta que aparecieron nuevos desacuerdos. El bando único se dividió en dos, y rápidamente se gestó un conflicto. De un lado estaban los que querían volver a vivir la gloria de una guerra ganada. Del otro, los que seguían pensando que todos estaban del mismo lado.
diálogo
El debate del consenso
—Es necesario recuperar la confianza del pueblo. En lugar de chicanas políticas, deberíamos trabajar en conjunto para generar las soluciones que no pueden esperar ni un minuto más. Creo que el pueblo nos demanda, sobre todo, eso. Mientras sigamos mirándonos el ombligo y peleándonos por banalidades, el país nunca avanzará.
—Nuestros seguidores saben a quién creerle. Los otros pueden hablar y hablar, pero nosotros somos los únicos en condiciones de arreglar los problemas del país. Por supuesto que solos no podemos. Tenemos que estar todos juntos, sólo así lograremos hacer que el país tenga un futuro mejor.
—La única manera de vivir en democracia es a través del diálogo y el consenso. No puede ser que, porque somos de partidos distintos, nos boicoteemos unos a otros. El pueblo no nos elige para eso, nos elige para que terminemos con todos los flagelos que aquejan a la sociedad. En concreto, hay que terminar con la inseguridad y la inflación, y nosotros tenemos un plan detallado para lograrlo.
—Tenemos que evitar caer en las trampas de la vieja política y empezar a traer soluciones concretas. Pero debemos hacerlo todos juntos, porque un gobierno puede tirar para un lado, pero si no es mediante el consenso no se logrará nada. Continuará el flagelo de la inseguridad y también el de la inflación. Pero confiamos en que nuestro pueblo sabrá elegir bien, y en todo caso respetaremos la decisión soberana del electorado.
—El país necesita un tipo de cambio competitivo para poder estar a la par del mundo. No está bien lo que hemos hecho en el pasado, aislarnos del mundo no nos llevará a la prosperidad. Tenemos que aprovechar la oportunidad histórica que estamos viviendo, y no tirarla por la borda. Hay que estimular al campo y a la industria, para que den trabajo de calidad a todos los ciudadanos.
—Hay que mirar hacia adelante y no repetir los errores del pasado. Si resultamos elegidos, el país volverá a integrarse al mundo y nuestros productos podrán competir con los de otros países gracias a que tendremos un tipo de cambio competitivo. Así, la industria y el campo se verán favorecidos, y el pueblo tendrá trabajo.
—Una de las deudas más grandes con la sociedad es solucionar el problema del transporte. Es necesario crear más líneas de subterráneos y desalentar el tránsito de autos particulares en el centro. Nuestra plataforma incluye la creación de áreas donde los autos particulares no puedan entrar, y medidas para evitar la contaminación de los colectivos.
—Para terminar con el problema del tránsito nuestro plan es el más completo. El objetivo principal es priorizar a los peatones. Para eso necesitamos llevarlos al centro en transporte público, y entonces queremos construir más líneas de subterráneos. Pero también es necesario que la gente deje el auto en su casa, así que vamos a crear áreas en las que no sean permitidos los autos particulares. De esta manera estimularemos al transporte público. Claro que no debemos olvidarnos de que los colectivos generan contaminación, y será necesario controlar periódicamente cada unidad.
—Quiero expresar que confío plenamente en el pueblo de nuestra nación, que el domingo expresará su voluntad inquebrantable. Nuestro partido desde siempre defendió la democracia y las elecciones son sagradas para nuestro sistema republicano. Por eso, en caso de una derrota, sabremos reconocerla y nos convertiremos en una oposición razonable, constructiva, que acompañará al gobierno legítimamente electo en todo lo que haga bien, y señalará los errores que vea en el camino.
—Nuestro pueblo nos conoce, y sabe los antecedentes del partido. Por eso se volcará masivamente hacia nosotros en las urnas, y mostrarán que creen que el cambio es posible. Claro que, si llegamos a perder, aceptaremos la decisión del pueblo, que es el único soberano de la patria, y siempre tiene razón. No nos quedaremos callados ante lo que el gobierno haga mal, pero lo acompañaremos en la creación de consensos para hacer nuestro aporte a la salud de la democracia. Creemos que si al gobierno le va bien, al pueblo le va bien. Por eso nos abocaremos a defender la gobernabilidad a cualquier costo.