Cómo gritar un gol

  1. Hágase hincha de un equipo de algún deporte con arcos, preferentemente fútbol.
  2. Determine el día y la hora de un partido de ese equipo.
  3. Concurra al estadio o mire el acontecimiento por televisión.
  4. Siga con interés las circunstancias del partido. Cuando ve que es posible que la pelota entre en el arco del equipo contrario, llénese de anticipación.
  5. Si la pelota no entra, exhale su entusiasmo mientras grita “uh”. Ojo: no es un suspiro, hágalo con fuerza.
  6. Cuando el tanto es marcado, grite “gol” con todas sus fuerzas. Puede acompañar el grito con un movimiento de sus brazos, incluso puede saltar de su asiento, si es que se mantenía sentado.
  7. El grito debe salirle de la garganta, porque debe ser una reacción instintiva. No tendrá tiempo para colocar el aire de la manera más apropiada. Si ve que su garganta no hace esfuerzos, quiere decir que está pensando antes de gritar el gol. Si tiene que pensar antes de gritar el gol, lo está haciendo mal. Espere hasta el siguiente gol y vuelva a intentarlo.

Ser y tiempo de descuento: introducción a la metafísica del off-side

¿Cómo entender el fútbol desde un punto de vista espiritual? Esta guía para principiantes tiene por objeto introducir al lector en el fascinante mundo de la mística deportiva.

Ya desde los tiempos pitagóricos la trascendencia de la geometría era de importancia suprema. Las hipotenusas más cortas son más largas que los catetos que la circundan. El balón sagrado de Pitágoras nos lleva a la comprensión del deseo secreto, el fin en sí mismo, el ilusorio poliedro.

Einstein nos dice que el tiempo es relativo a la velocidad. ¿Qué se ve al estar parado sobre un balón que avanza mientras gira sobre sí mismo mientras es atraído por un planeta que gira alrededor de sí mismo y de una estrella? ¿Se ve la expectativa del receptor, de los defensores, de las tribunas? ¿O se ve algo totalmente distinto? Nadie lo sabe, pero algunos maestros iluminados postulan que la trascendencia radica exactamente allí.

La lejana soledad tienta y seduce como los cantos de sirena, pero hace desaparecer el sentido para siempre. Retrocederá el tiempo, retrocederá el territorio, el combate cambiará de manos por tiempo indeterminado al flamear en los aires la solferina bandera del Destino.

El Destino final en posición prohibida. Abominable ausencia de visión de futuro. Oh náyades, quién hubiera pensado en aquel inoportuno paso hacia adelante que termina con nuestro otrora prometedor porvenir. Así no se puede.

La Historia está llena de caminos alternativos no transitados, de posibilidades inciertas, de injusticias consumadas, de adelantados incomprendidos en su tiempo. ¡Maldita cercanía que me ha condenado! Cual Ícaro cerca del Sol, me he quemado con las mieles del triunfo y caí humillado al mar.

¿Adónde van los goles anulados? Es un misterioso destino, fuera de toda estadística, al que sólo acceden unos pocos elegidos luego de pasar por pruebas que hasta ahora ningún mortal ha logrado transponer. Su existencia intermitente los hace difíciles de ver de lejos, como púlsares de gol.

Imborrables recuerdos proyectan imágenes indelebles en córneas que luego no sirven para ver otra cosa. Una distancia indetectable para el ojo humano es la diferencia entre el triunfo y la derrota. Valerosos son aquellos que logran traspasarla, esquivando geometría y puntapiés. Veneremos a nuestros héroes del pasado, intentemos ser como ellos sin dejar de ser como nosotros. Llevemos en el fondo de nuestro ser el sentimiento que nace en cada carrera solitaria contra el Universo.

[el título es cortesía de Huinca]