Sopa

El frío y cóncavo metal toma calor.
El sólido penetra en el líquido donde otros sólidos ya habían penetrado.
El humo escapa por donde puede.
El ser dominante espera con ansiedad.
El metabolismo busca algo que lo alimente.
La extremidad toca el metal, el metal toca el líquido.
El esfuerzo de muchas personas queda atrapado en el sólido metal.
Círculos concéntricos se escapan del lugar del hecho.
Todo ocurre rápidamente, ajeno a la percepción.
El eje Y toma protagonismo.
El metal y el aire vuelven a estar en contacto.
El metal lleva consigo parte del líquido y de los sólidos atrapados.
Todo se aproxima a otra cavidad.
Es una cavidad que no tiene fondo.
Lo que entra casi nunca vuelve a salir.
Millones de años llevaron a ella.
Su borde es rojo como cáscara de maní.
No necesitará los blancos filos que reciben a todo visitante.
El líquido y su soporte metálico entran en la cavidad.
El borde se cierra repentinamente.
La penumbra ha llegado.
Parte del metal está atrapado, el resto libre.
El metal se hace paso hacia fuera, con heroica decisión.
El líquido no puede hacer lo mismo.
Una superficie áspera entra en contacto con él.
Es el último momento de calma antes de la gran caída final.