Fuga de cerebros

Un día los cerebros se fueron del país. Nadie supo adónde, y nadie tenía las herramientas para averiguarlo. Como no se sabía qué hacer ante la ausencia de los cerebros, la gente quiso continuar su vida como era hasta entonces, haciendo de cuenta que los cerebros todavía estaban.
Entonces la gente siguió haciendo lo mismo de antes, pero sin pensar. Olvidaron las razones por las que hacían sus actividades, sólo tenían conductas mecanizadas que seguían sin analizar. La vida se asemejaba bastante a como era antes de la fuga de los cerebros.
Ocasionalmente algunas personas extrañaban a sus cerebros y pensaban que su presencia podría sacarlos de algún aprieto. Y al no tenerlos debían actuar como lo hacían los demás, sin saber por qué y sin preguntárselo.
A mucha gente le vino bien la fuga de los cerebros para poner como excusa de cómo no podían hacer algo, o por qué no se acordaban de algún evento. La industria editorial se vio beneficiada, dado que la gente ya no recordaba los libros que había leído y volvía a comprarlos todos para empaparse, aunque fuera sólo mientras los leían, de su sabiduría. Además se editaba toda clase de libros para descerebrados, que la gente consumía sin saber por qué.
Un par de semanas después de la fuga de los cerebros se jugó el mundial de fútbol en un país extranjero, y alguna gente a la que le quedaba un poco de masa encefálica pensó que tal vez los cerebros se habían ido a ver los partidos y que volverían al finalizar el evento.
Pero no fue así. Poco después de empezado el campeonato los cerebros volvieron. La gente los recibió con entusiasmo, y algunos se avergonzaron de su conducta cuando sus cerebros se les reincorporaron. Los cerebros de los cronistas deportivos que estaban cubriendo el mundial, por su parte, no encontraron a las personas correspondientes y se perdieron por los recovecos de la nación. Algunos cada tanto dicen toparse con alguno de ellos, pero nunca se ha comprobado.
¿Qué habían ido a hacer los cerebros? Estaban como espectadores en un simposio en Suecia, en el que se reunían las mentes más brillantes del mundo.

El país de los dos puntos

En un continente muy lejano existió un país que tenía sólo dos puntos cardinales. Su geografía lo limitaba a extenderse de norte a sur o de sur a norte, mientras que hacia el este y el oeste no era posible.
El país estaba rodeado, de un lado, por una extensa y casi impenetrable cordillera, del otro lado de la cual existía otro país. La cordillera terminaba en la costa de un enorme océano, y el país debía limitarse a existir entre ambos accidentes geográficos.
La condición de bidimensional del país le imprimía al paisaje algunas curiosidades, como la ausencia de semáforos. Esto no era por falta de tecnología, dado que la sociedad era muy avanzada y económicamente era el país más desarrollado de su región, sino que era por la ausencia de calles que se cruzaran con la avenida principal que atravesaba todo el territorio y corría, naturalmente, norte-sur. Toda la población vivía en la misma calle, unos del lado de la cordillera y otros del lado de la costa.
Los aviones que llegaban tenían que hacer complicadas maniobras para aterrizar después de sortear la cordillera. Debían quedar con una orientación que les permitiera aterrizar en las pistas sur-norte y hacerlo antes de que se acabara el país y quedaran sobre el mar. Los pilotos que volaban hacia ahí, que estaban acostumbrados a volar entre altas montañas, no solían tener problemas en hacerlo.
La población tenía una cantidad limitada de deportes para practicar. Su fútbol no estaba muy desarrollado por las dificultades de construcción de los campos de juego. Hacerlo requería alisar una superficie de montaña de 100 metros por 60, y era muy costoso. El golf tampoco era muy apetecible, dado que había que tener excelente puntería para que la pelota no terminara en el mar o perdida entre las montañas. Este hecho tal vez explica que hayan salido de ese país algunos excelentes golfistas, dado que los que podían practicarlo tenían que ser necesariamente buenos.
En los países tridimensionales de la región solían reírse de la geografía de este país, mucha gente exageraba los hechos para buscar un efecto cómico. Para tratar de contrarrestar esto las autoridades del país consiguieron obtener la soberanía de una isla que quedaba a varios miles de kilómetros, en el océano. Con lo cual técnicamente podían decir que el país tenía oeste, y por lo tanto también este. Pero nadie contaba con la presencia de esa isla y los chistes seguían igual.
Entonces en el país respondieron con un cierto resentimiento hacia sus vecinos, y una actitud aislada. Esto les causó perjuicios económicos debido a que se dedicaban a exportar.
Luego de sufrir los males de la disminución de sus exportaciones en ese lejano país resolvieron rendirse ante la evidencia y aceptar como propios los comentarios sobre sus dos puntos cardinales. Y pronto floreció la industria del turismo, sustentada en la posibilidad de ir de vacaciones al mar y a la montaña al mismo tiempo.

Amor en crisis

Cuando la crisis nacional se encontró con la crisis internacional resultaron tan compatibles que decidieron no separarse más. Ambas crisis iban de la mano a todos lados y expresaban sin timidez su unión al mundo.
Cada una de las crisis estimulaba a la otra, y así ambas se potenciaban. Una crisis se agrandaba para impresionar a la otra, y eso hacía que la otra quisiera estar a la misma altura, en una actitud muy sana para la relación entre ambas crisis. Se producía así una realimentación que hacía que las crisis fueran muy eficaces y vivieran el mejor momento desde sus inicios.
Tanto fue el entusiasmo que no pasó mucho tiempo hasta que las dos crisis engendraron varias crisis pequeñas, que luego alimentaron para favorecer su crecimiento. Las crisis estaban muy contentas porque las crisis nuevas tenían buena salud y veían con orgullo cómo cada vez su capacidad iba creciendo.
Cuando aún parecía que recién habían sido engendradas, las crisis pequeñas habían crecido y conocieron a otras crisis regionales que atrajeron su interés. La crisis nacional y la crisis internacional veían esto con alegría y nostalgia. Pronto sus pequeñas crisis iban a independizarse y unirse a otras crisis en forma definitiva.
Este hecho reavivó el amor entre las dos crisis, que con los años y la costumbre había menguado un poco. Pero la pasión fue renovada y rápidamente ambas crisis se sentían como en sus mejores años. Fue un hecho inolvidable que duró poco, porque pronto la pasión renovada se fue convirtiendo en rechazo, y las crisis se separaron. Ambas necesitaban explorar su identidad.
La separación, de todos modos, era bastante amigable y no impedía que las crisis se encontraran de vez en cuando, sobre todo para asistir a los eventos definitorios de las crisis pequeñas y ayudarlas en lo que pudieran.
En un momento las crisis pequeñas decidieron juntarse para hacer que sus progenitoras volvieran a unirse, y urdieron un plan para que, a través de ellas, la unión fuera inevitable. Para esto necesitaban acumular poder, lo cual no les fue problema porque habían aprendido muy bien esa lección.
Luego de un par de intentos fallidos el plan resultó, y como consecuencia la familia de las crisis quedó más unida que nunca. Las dos crisis mayores, junto con las pequeñas y las que se habían unido a las pequeñas, se dedicaron a disfrutar de un próspero futuro.

Hoy es mañana

Mañana, hoy, es mañana. Mañana será hoy. Pasado mañana, mañana será ayer. Ayer, ayer era hoy, anteayer era mañana, hoy es ayer y mañana será anteayer. Por otro lado, hoy ayer era mañana y mañana será ayer.
Sin embargo, hace cinco años, hoy era dentro de cinco años, y hace cinco años en esa época era hoy. Pero hace cinco años también ayer era dentro de cinco años, y mañana era, del mismo modo, dentro de cinco años. Sin embargo mañana y ayer no son hoy, aunque el primero lo será y el segundo lo fue.
El presente, que ayer era futuro, más tarde será pasado, pero en ese momento el futuro, que ahora es futuro y luego será pasado, será presente. Del mismo modo, el pasado en épocas remotas era futuro y, más adelante, cuando esas épocas remotas ya eran pasado, el pasado era presente. Y el presente era futuro, pero el futuro también era futuro.
Algunas cosas ocurrían en el pasado y no ocurren más. Otras cosas ocurrirán en el futuro y no ocurrían en el pasado. Sin embargo, las cosas que ocurren en el presente por definición ocurrían en el pasado y seguirán ocurriendo en el futuro.
Debido a estos fenómenos, para evitar confusiones se inventaron los relojes y los calendarios. Desde entonces, la gente puede ubicarse en el tiempo sin tener, cada vez que habla, que pasar horas explicando a qué momento se está refiriendo.

Diálogo entre nalgas

Nalga izquierda: ¿Qué te pasa?
Nalga derecha: Nada, ¿por qué pensás que me pasa algo?
NI: Es que te veo bajoneada. ¿Seguro que no te pasa nada?
ND: No me pasa nada que me puedas solucionar.
NI: O sea que te pasa algo. ¿Por qué no te relajás y me contás? Capaz que te puedo ayudar, pero si no sé qué te pasa seguro que no.
ND: Es que es complicado, no quiero meterte en este asunto.
NI: Vamos, si sabés que yo siempre te acompaño a todos lados.
ND: Eso no lo sé.
NI: ¿Cómo que no lo sabés? ¿Acaso te acordás de alguna vez que no estuve a tu lado?
ND: Físicamente sí, pero últimamente me parece que no me acompañás en espíritu.
NI: ¿Por qué pensás eso?
ND: Es muy difícil de decir… Siento que ya no ponés pasión en las cosas que hacemos juntas.
NI: ¡Mentira!
ND: Eso es lo que veo. Yo sabía que me ibas a decir que no era así.
NI: Bueno, decime por qué te parece eso.
ND: Mirá, esto que te voy a decir es muy difícil. Pero últimamente estoy notando que ya no estamos tan juntas como antes. Es como si hubiera una brecha muy profunda que nos separa.
NI: La verdad, yo no siento eso. Dame algún ejemplo.
ND: No sé, es difícil darte precisiones. Es como el otro día, que estábamos sentadas muy cómodamente sobre un sillón, haciendo nuestro trabajo como siempre, y vos te dormiste.
NI: Eso fue un accidente cervical, ya te pedí disculpas en ese momento.
ND: Está bien, pero no es lo único. También empezaste a tener granos y lastimaduras. Es como si quisieras tener toda la atención vos sola, como si no te bastara conmigo.
NI: Estás loca, ¿por qué pensás que todo eso es voluntario? ¿Te creés que es agradable estar llena de acné?
ND: Lo que te digo apunta a un nivel más profundo. No creo que sea todo un ardid tuyo, pero noto que disfrutás mucho cuando te rascan. Es como si te acariciaran.
NI: Pero es que me calma la picazón. A ver si no disfrutás vos cuando te pase lo mismo.
ND: ¿Por qué me va a pasar lo mismo? Yo sé cuidarme.
NI: ¿Cómo sabés cuidarte? ¿Insinuás que yo no me cuido?
ND: Yo no me siento de mi lado sobre pelotas de fútbol que andá a saber quién tocó. Quién sabe qué podredumbre arrastra con ese barro.
NI: ¿Ah, sí? ¿Y quién fue la que estalló en algarabía cuando le dieron una inyección? ¿Fui yo acaso?
ND: Pero no estaba contenta por haber recibido el pinchazo. La aguja me dolió. Estaba contenta porque era el remedio para esa enfermedad que nos mantenía postradas sobre la cama, con todo el sudor que nos caía desde la espalda por las frazadas gruesas que había ahí. Estaba disfrutando a cuenta.
NI: Eso es sanata y lo sabés. Vos disfrutaste que te eligieron para la inyección y ahora no podés soportar que a mí me pasen cosas que a vos no. No me banco tu egoísmo, se supone que somos pares.
ND: Claro que somos pares. ¿Ves? Por eso no quería hablar esto con vos. Sabía que te ibas a poner así, toda colorada del enojo.
NI: Lo que no querés es que te incomode con mis deseos y mis problemas. Estás cada vez más separada de mí.
ND: Eso no es verdad, estamos siempre a la misma distancia.
NI: Estoy hablando en sentido figurado, estúpida. Vos querés preocuparte sólo por vos misma y que cada una vaya por su lado.
ND: No, mentira. Lo decís porque estás celosa.
NI: ¿Celosa de qué? ¿De que te den una inyección? Estás en pedo.
ND: No sé de qué estás celosa, eso es algo que te pasa a vos. Pero lo que sí sé es que no tenés ganas de que esté a tu lado.
NI: Nunca pensé que me ibas a decir una cosa así. Claramente ya no tenés respeto por lo que hubo entre nosotros.
ND: Bueno, si te vas a poner así yo no hablo más. Yo no quería hablar de esto. Cuando te calmes charlamos mejor.
NI: ¿Ah, sí? Bueno, cuando me calme hablamos. Pero, ¿sabés una cosa? Ya nada va a ser lo mismo entre nosotros. Te podés ir bien a cagar.

Diálogo con un americano

—¿De dónde sos?
—Soy americano.
—¿Sos de Estados Unidos?
—No, ¿por qué habrías de pensar eso?
—Porque acabás de decir que sos americano.
—¿Y qué tiene que ver? ¿Desde cuándo son los dueños del continente?
—Está bien, pero es un uso corriente. Convengamos en que el país se llama igual que el continente, así que el gentilicio es razonable que sea el mismo.
—¿Cómo es eso?
—Es que a los nativos de los Estados Unidos Mexicanos los llamamos mexicanos, es lógico que a los de Estados Unidos de América los llamemos “americanos”. Y si los llamamos “estadounidenses” también estamos en problemas porque podríamos confundirlos con los mexicanos y, antes, con los brasileños.
—Es lo que pasa cuando los países no tienen nombre.
—Es que sí tiene nombre, se llama igual que el continente. De la misma manera que Sudáfrica queda en el sur de África, por lo que podemos llamar a sus nativos sudafricanos, y podemos hacer lo mismo con los que nacieron en Lesotho.
—OK. Igual hacete la idea de que no sólo los que nacieron en Estados Unidos de América son americanos. ¿Está bien?
—Está bien. Y, seré curioso, ¿de qué parte de América sos?
—Soy de Argentina.
—Ah, qué bien, de las Provincias Unidas. ¿De dónde?
—De Buenos Aires.
—OK, sos porteño entonces.
—¡No! Soy de la provincia de Buenos Aires, no te confundas la ciudad con la provincia. No seas ignorante.
—Bueno, está bien. Lo que pasa es que estamos ante el mismo caso que antes, la ciudad y la provincia tienen el mismo nombre. ¿De qué parte de la provincia sos entonces?
—De una ciudad chica en el partido de Rivadavia.
—¿Y cómo se llama la ciudad?
—América.

Diccionario de dudas

abad: el que manda en un monasterio, convento o alguna de esas comunidades religiosas.
abdomen: una parte del cuerpo, cerca de la panza. Casi seguro está en el torso.
apogeo: cuando la luna está en el punto más lejano de su órbita, o el más alto, o tal vez cuando tapa al sol.
bellota: como si fuera una almendra, pero no es.
billón: puede ser mil millones o un millón de millones.
bronquio: conducto de respiración de los peces, pero por alguna razón los animales terrestres también tienen.
caimán: casi un cocodrilo.
calabaza: viene a ser una especie de zapallo.
celtas: antepasados de los franceses, que vivían en lo que hoy es España.
cigüeñal: parte del motor de un auto, como los pistones.
cuadrilátero: cuadrado que no necesariamente es cuadrado.
cuclillas: cuando el cuerpo está agachado sobre las piernas flexionadas o algo así.
derrotero: cuando uno sigue un camino y en el transcurso es derrotado varias veces, posiblemente.
dotación: como un regimiento, pero de bomberos.
edén: donde vivía determinada pareja hace bastante.
efervescente: persona a la que le salen burbujas por su entusiasmo.
entraña: la parte de adentro de algo.
eritrocito: glóbulo blanco, o tal vez rojo. Por ahí plaqueta. Es algo que está en la sangre.
exabrupto: cuando uno es insultado, pero mucho.
fantasma: algo que no existe, pero existe.
formidable: grosso.
forraje: lo que comen los caballos, o material que se lleva en el carro para disimular lo que hay adentro.
fuelle: puente de la guitarra.
gacela: viene a ser como un ciervo, suele ser comido por los leones.
Gardel: cantor argentino, de nacionalidad uruguaya y nacido en Francia.
garza: ave acuática que muchas veces levanta una pata.
gonorrea: enfermedad parecida a la sífilis.
hexágono: figura que tiene seis lados, salvo que tenga más.
hibernar: lo que hacen los osos cuando duermen.
huraño: tipo raro, que no se sabe muy bien qué es.
imagen: lo que se forma cuando alguien ve.
indio: nativo de la India, o de América.
infusión: té, pero no siempre es té.
isla: masa de tierra rodeada de agua, como los continentes.
jabalí: cerdo que no es chancho.
Jesucristo: hijo de Dios, el Mesías, un profeta, un hombre como cualquier otro o un personaje de ficción.
káiser: algo así como el presidente de Alemania.
karma: lo que va a pasarle a uno, o lo que queda cuando se porta mal.
lagarto: casi un cocodrilo.
láudano: como una droga, se usaba en el siglo XIX.
lepidóptero: algo parecido a una mariposa.
lúpulo: planta o parte de una planta.
maniqueísmo: doctrina filosófica según la cual, probablemente, todo se divide en dos posibilidades.
mastodonte: dinosaurio o mamífero extinguido. Se ve que era muy grande.
melodía: parte de la música que se puede tararear.
monoplano: avión con una sola ala, o con un solo piso, o muy antiguo, o algo.
néctar: sustancia que las abejas recogían para llevar a los dioses.
notorio: debe ser algo que se nota.
nucleótido: lo que está adentro del ADN.
ofrenda: regalo con la idea de recibir un favor a cambio.
ozono: heroico compuesto químico que protege a la Tierra de alguna cosa.
oscilar: ir de un lado a otro y volver.
paleta: igual al jamón pero no es jamón.
parmesano: queso rallado, o de rallar.
pardo: debe ser un color, probablemente parecido al violeta.
pilote: palo que hay en las casas, debe sostenerlas.
proteína: como la vitamina, pero no.
pterodáctilo: dinosaurio volador del que no descienden los pájaros.
quena: digamos que es una flauta.
rata: es al ratón lo que la rana es al sapo.
repostería: torta o baño de chocolate.
ron: como si fuera vodka.
rústico: más o menos.
salomónico: que se divide en dos. Ver también maniqueísmo.
superfluosidad: algo que está de más, o algo que tiene mucha pompa.
sustantivo: nombre propio, cualidad, calificación, separador o algo así.
testosterona: hormona del hombre, o tal vez de la mujer. Hormona humana.
tótem: objeto que hacían los indios, o los nativos de algún lado.
troglodita: inadaptado, o poco educado.
universo: lugar donde está todo, salvo lo que pueda estar afuera.
usanza: cualquier cosa que pueda ser, es vieja.
variopinto: medio loco, trastornado o diverso.
Washington: nombre que le ponen los uruguayos a sus hijos por ser la capital de Estados Unidos, o al revés.
xilófono: instrumento al mismo tiempo de percusión y teclado, que no suena como el piano.
yacaré: casi un cocodrilo.
zueco: calzado, probablemente proveniente de Suecia.

Dicotomías

¿Realidad o ficción?
¿Tarde o temprano?
¿Lennon o McCartney?
¿Ortega o Gasset?
¿Local o visitante?
¿Marido o mujer?
¿Diéresis o crema?
¿Venado o tuerto?
¿Navarro o Montoya?
¿Paseo o Colón?
¿Conan o Brien?
¿Alfa o mega?
¿Ipso o facto?
¿Barack o bama?
¿Paño o lency?
¿Juegos o límpicos?
¿Eme ene o pe cu?
¿Pityrosporum o vale?
¿Vamos a la playa o oó-oó?
¿Daguerre o tipo?

Vida simple

La (utilizo este artículo porque quiero diferenciar la experiencia de “la vida” del concepto de “vida” lo más posible, de modo de no causar confusión) vida (me refiero no al concepto de la vida que tiene la ciencia –aquel que se aplica al buscar, por ejemplo, vida extraterrestre– sino, más exactamente, a la idea del período (ya sea corto o largo, no importa, estamos hablando de tiempo) que un ser (podría decir un ente, pero prefiero decir ser para no meter al lector en una inconducente dificultad de vocabulario, así que me refiero a lo que suele entenderse por ser: un hombre, o una mujer, pero no es que me esté limitando a eso, podría ser cualquier animal o una planta; incluso sería más válido aún si lo aplicáramos a cualquier ser que no sea un hombre) está vivo (quiero decir el tiempo que transcurre entre el momento del nacimiento (o de la concepción, no quiero entrar en polémicas respecto de cuándo empieza exactamente la vida; el lector puede reemplazar lo que acabo de decir por lo que piense al respecto, no es esencial para la idea que quiero transmitir) y de la muerte, suponiendo que todos los seres vivos muriesen), aunque en realidad estoy hablando de un concepto mucho más general, más cercano a lo que vendría a ser “la experiencia de la vida” o los acontecimientos que a mucha gente le ocurren en el transcurso de su propia vida) es (cuando digo “es” no debe interpretarse que quiero dotar a mi afirmación de veracidad científica, más bien estoy haciendo una observación subjetiva que podría ser invalidada en cualquier momento) simple (eso).

Homeneja

Existe una frase añeja
que uno ve cuando se aleja
el autor, el cual festeja
sin fruncir ninguna ceja
sin hacer ninguna queja.
La frase en cuestión refleja
sin que tenga moraleja
ni ánimo de corteja
tal vez algo de madeja
y un amor que despelleja.
La homenajeada se deja
aunque le queme la oreja
y quede siempre perpleja;
se encierra como una almeja
si la vergüenza la aqueja.
El autor no se asemeja
a ella, ni es su pareja
pero al llegar a su reja
pasa algo que él no aconseja:
se tierna como una oveja.
La frase que se festeja
quedó servida en bandeja,
luego de alguna molleja
y una que otra lenteja,
en su camino de abeja.
Y ya el público bosqueja
sin un ánimo de queja
la frase que aquí se deja:
lo mejor que hizo la vieja
es el pibe que maneja.